El nuevo prelado ha decidido lanzarse a la aventura para ver a sus fieles y para ello ha tenido que recorrer peligrosos caminos embarrados por la jungla y pasar horas en una canoa para llegar a zonas a las que sólo se puede acceder en temporada de lluvias. El reportero de AsiaNews Mathias Hariyadi decidió acompañarle en esta visita pastoral y esta es su experiencia:
También para los católicos indonesios de Kalimantan- y esto vale aún más para Java y las islas esparcidas por el país -la diócesis de Ketapang, en la provincia de West Kalimantan es un lugar del cual gran parte de población no conoce nada al respecto. No parecen tener conciencia de esta vasta diócesis, de la cual gran parte del territorio se encuentra en zonas remotas y difícilmente alcanzables.
Situada en la extrema periferia meridional de la provincia de West Kalimantan, la gran parte de la diócesis de Ketapang es del todo similar a Java central y la mitad de la provincia de West Java. Con sus 329 “estaciones”- territorios equiparables a parroquias, como son indicadas por la mayoría de los católicos indonesios- ni siquiera el actual obispo, Mons. Pius Riana Prapdi logró visitarlas todas desde que inició, hace cuatro años, la guía de la diócesis. “Espero lograr coronar mi sueño de visitar todas las “estaciones” dentro del año”, dice el prelado a AsiaNews, en el curso del viaje, que duró siete días, por las zonas remotas de la diócesis para visitar dos parroquias: la iglesia parroquial de Sepotong y la de Sandai, del 28 de diciembre al 3 de enero de 2017.
Ya, en concreto, se trata sólo de dos parroquias. Pero para llegar a algunas “estaciones” de la parroquia de la Sagrada Familia de Sepotong y otra estación en Sandai, no sólo se necesita una voluntad férrea, sino también una mentalidad de hierro.
Para alcanzar estos estos destinos, a una distancia de hasta 350 kilómetros del centro de Ketapang, tuvimos que viajar a bordo de una jeep Toyota Hilux 4x4 por rutas llenas de barro y con empedrados que atraviesan la jungla.
Los católicos locales han levantado un templo en medio de la selva
El viaje en tierra firme da paso a largas horas de canoa, empujada por un pequeño motor para llegar hasta los puntos más alejados que no se puede llegar sino vía río y sólo en la estación de las lluvias cuando el nivel del agua permite la navegación. De otro modo, estas zonas remotas no pueden ser alcanzables de ninguna manera.
AsiaNews se reunió con el obispo en este viaje, que nos ofreció una gran oportunidad para ver una realidad completamente diversa respecto a Java. Aquí, en las zonas remotas de Ketapang, la misión pastoral sólo puede ser realizada con una fuerte motivación y voluntad para superar los desafíos “inimaginables” que se interponen a lo largo de recorrido, cosas que en Java no sucederían: navegar el río a bordo de una canoa por horas, así como viajar a los largo de una ruta de barro en medio de “la nada”.
Limat, Tanjung Beringin, Selangkut Raya y Merapu son “estaciones” de Sepotong, en la diócesis de Ketapang. Se encuentran sobre el río Laur. Estas localidades pueden ser alcanzadas sólo a bordo de una pequeña embarcación y sólo en el caso de que el nivel de las aguas sea suficientemente “alto”. Pero durante la estación seca el nivel está demasiado bajo y para navegar el río se necesitan jornadas enteras, respecto a las pocas horas necesarias cuando el nivel del agua es suficiente.
En diciembre de 2016, las lluvias caídas permitieron al obispo poder organizar este viaje a las zonas remotas: una ocasión única para administrar los sacramentos de la Confirmación, dar inicio a una nueva capilla y encontrarse con los católicos nativos, que no ven a su obispo desde hace casi 20 años.
El prelado celebró las confirmaciones en Tanjung Beringin, Limat e Selangkut Raya, donde estaban presentes decenas de niños, jóvenes y adultos. En Merapu se iniciaron los trabajos para la construcción de una nueva capilla, después de cuatro años de esfuerzos vanos para la construcción de una simple iglesia en una aldea remota en la jungla.
Encontrar a los católicos nativos dayak en muchas de estas áreas remotas fue una experiencia maravillosa, porque ellos viven una fe firme y profunda bien no pueden encontrar sino raramente a un obispo o a sacerdotes de paso. El cura visita las comunidades una vez cada tres o cuatro meses, siempre dependiendo de las condiciones meteorológicas y del nivel de las aguas del río. En algunas zonas, las personas usan motos todo terreno, si bien las vías de comunicación vía tierra presentan graves riesgos a causa del fango que las hace muy resbaladizas.
Esta no es sólo una misión pastoral dirigida a la atención de los nativos Dayak de fe católica, para ofrecerles la Eucaristía, el catecismo y la confirmación. Se trata también de una prueba de resistencia física porque en la zona faltan: electricidad, señal pata los teléfonos, baños, agua limpia, televisión.
El río es el mejor lugar para asearse, si bien los cocodrilos acechan. La electricidad es proporcionada a nivel individual gracias a generadores que tienen las familias. Las comunicaciones son más o menos imposibles por la falta de señal de los teléfonos móviles, a menos que se recorran dos horas de camino por la jungla para alcanzar una colina cercana. Y no es posible pensar volver a “casa” si no tienen a disposición nativos locales como guías.
Indonesia alcanzó su independencia en 1945. Sin embargo, en algunas zonas del país entre las cuales la provincia de West Kalimantan, donde surge la diócesis de Ketapang, el desarrollo infraestructural es todavía muy precario.
Decenas de niños y jóvenes esperaban contentos al obispo para recibir el Sacramento de la Confirmación
No obstante, el obispo Pius se comprometió a título personal en la atención de estas personas que no han alcanzado aún un nivel de desarrollo iniciado por el gobierno central y local. En su visita a estas zonas remotas, el prelado promovió no sólo los valores del catolicismo y no sólo ha celebrado sacramentos, sino que también quiso reforzar la moral de la población, en particular a los jóvenes, para garantizar una mejor educación. Él además ha llevado consigo expertos en el campo de la salud, para que trabajasen como docentes y enfermeros.
Por ejemplo en la estación de Selangkut Ray hay un joven nativo que concluyó recientemente los estudios en Java, gracias a la ayuda dada por el obispo. “Sucedió- explica el prelado a AsiaNews- que un benefactor de Java central apoyo este programa de estudios por este joven local”. Sucedió en una sola estación y para los demás sólo hay clases primarias o de grado inferior, que luego empezaron a trabajar como obreros no especializados- y además mal pagados-en una fábrica de goma o en las plantaciones de palma, con unos sueldos que la mayor parte de las veces son irrisorios.
En casi todas las aldeas, los habitantes se ganan la vida con la agricultura “móvil”. Ellos “queman” y limpian la jungla y crean nuevos campos de cultivo. Gracias a la presencia de masivas plantaciones de palma, en mano de grandes corporaciones, la vida cotidiana de estos nativos está también en peligro debido a que las reservas para sobrevivir en esta jungla son cada vez más limitadas: reservas hídricas, varias plantas y verduras que se pueden encontrar con facilidad en la jungla, frutos, etc.
La isla de Kalimantan (conocida un tiempo como Borneo) es conocida por ser el segundo “pulmón” de la tierra, después de la selva Amazónica. Sin embargo, hoy la mayor parte de esta tupida jungla tropical está siendo objeto de una masiva deforestación progresiva para conseguir madera y para las plantaciones de palma. Fenómenos que han puesto en serio peligro a las especies raras, incluidos los tigres de Sumatra, los elefantes de Sumatra y lo orangutanes de Kalimantan.
A causa de la extensión del territorio, la diócesis de Ketapang debe enfrentarse a numerosos desafíos, ya sea a nivel material como espiritual. Junto a otros 40 sacerdotes (diocesanos y pasionistas) y decenas de hermanas provenientes de varias congregaciones, la diócesis debe enfrentar numerosas y graves desafíos.
La vocación religiosa está a la baja, pues los jóvenes están interesados en otras cosas, en vez de vivir en modo activo la propia experiencia de fe en la parroquia. Hoy los seminaristas menores son sólo 35, los seminaristas mayores ocho y los sacerdotes 40.