La República Socialista de Vietnam, con 90 millones de habitantes, sigue siendo un régimen comunista, pero en las dos últimas décadas, sobre todo en las zonas urbanas, y también en algunas zonas rurales, se ha dado cierta apertura en la libertad religiosa y crece el número de cristianos en el país. Hay unos 7 millones de católicos en Vietnam.
En 2009, el anterior presidente, Nguyen Minh Triet, visitó al Papa Benedicto XVI en el Vaticano, el primero en hacerlo, y este miércoles 23 de noviembre por la tarde acudió a una reunión con el Papa Francisco el actual presidente, Tran Dai Quang.
La nota oficial vaticana señala que "durante las cordiales conversaciones han evocado las buenas relaciones existentes entre la Santa Sede y Vietnam, apoyadas en un espíritu común de diálogo y la búsqueda constante de las herramientas más adecuadas para que puedan avanzar más, y se puso de relieve está colaboración entre la Iglesia y el Estado en diversas áreas de la sociedad local".
El presidente vietnamita también fue recibido por el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado acompañado por Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.
Sin embargo, en los últimos meses se están aprobando normativas que podrían recrudecer el control estatal sobre las entidades religiosas, asfixiando la libertad religiosa real.
La Asamblea nacional vietnamita aprobó una nueva “ley sobre credos y religiones” el pasado 18 de noviembre, tras redactar 7 borradores. La norma entra en vigor en 2017 y consta de 9 capítulos y 68 artículos. Las comunidades religiosas todavía la están estudiando, pero preocupan los párrafos que hablan de la actividad religiosa de los extranjeros en el país.
Con todo, no parece ser tan hostil como la versión de abril de 2015, que sí fue criticada abiertamente por distintas comunidades de fe, incluso con pronunciamientos de la Conferencia Episcopal.
Un aspecto positivo es que con la nueva legislación la Iglesia Católica será reconocida como personalidad jurídica y podrá abrir institutos educativos, algo insólito en regímenes comunistas (no se le permite a la Iglesia en China o en Cuba, por ejemplo, aunque en la isla caribeña se dan ya algunos pasos en esa dirección).
Sin embargo, la nueva norma mantiene la prohibición de construir nuevas iglesias y se exigen multitud de permisos agobiantes para todo tipo de actividades.