Tras aterrizar en el aeropuerto de Guwahati (en el estado indio de Assam) procedente de un vuelo de Nueva Delhi, me recoge un coche para llevarme a Shillong, capital del estado de Meghalaya. En esta región de la India, fundada en 1972 para “independizarse” del estado del que formaba parte hasta entonces (Assam), convivían y conviven tres etnias ancestrales: los jaintia, los garo y los khasi, siendo estos últimos, la población mayoritaria.
Shillong y los khasi
Situada a unos 1.500 metros de altitud, Shillong está poblada por más de 300.000 personas de las cuales, la mayoría, son de la etnia khasi. Esta comunidad tiene su propia lengua local y, desde que fue evangelizada por los salesianos venidos de Europa a mediados del siglo XIX, su religión mayoritaria es la católica.
Shillong, un enclave de mayoría católica en la India. Fuente: Enciclopedia Británica.
La capital de Meghalaya es un lugar donde abundan las casas particulares, como los “chalé” a pie de calle y diversos edificios públicos gubernamentales del gobierno de la región, además de numerosas escuelas privadas de enseñanza secundaria y superior y universidades como la North-Eastern Hill University, con un enorme campus situado en el barrio de Mawlai.
San Juan Pablo II
Las gentes de esta urbe son de piel muy morena a la vez que tienen marcados rasgos orientales que te hacen dudar de si son chinos o de algún otro país del este asiático. Llama la atención la gran cantidad de gente joven y niños que ves por las calles y parques: sin ir más lejos, un atractivo lugar para visitar dentro de la ciudad es el Golflinks, un parque donde San Juan Pablo II celebró una Eucaristía durante su gira por la India en febrero de 1986. En este lugar, puedes encontrar a niños y a adolescentes sentados en la hierba o practicando algún deporte.
Mujeres indias con traje de danza khasi en Shillong. Foto: Juan Pablo Torrents-Faura.
Por otra parte, podemos localizar numerosas iglesias católicas a lo largo de la ciudad, como la catedral de María Auxiliadora, que sorprende por el color azul-cielo de sus fachadas, y, por otro lado, también encontramos la iglesia dedicada a San Juan Bosco (fundador de los salesianos) donde, al lado, se sitúa el centro Don Bosco: una maravilla de museo que ofrece un vistazo a la vida, la cultura y la historia del noreste de la India.
Escenas de la Pasión en el recinto de la catedral de Shillong. Foto: Juan Pablo Torrents-Faura.
La parroquia de San Juan Bosco sorprende por lo concurrida que puedes encontrarla de gente joven y no tan joven en la misa dominical de las seis y media de la mañana y que, normalmente, es celebrada por el simpático padre Jose Varickasseril, sacerdote salesiano nacido en el estado indio de Tamil Nadu. Por otra parte, cabe citar otros lugares tan singulares como el romántico parque Ward’s Lake Park o el Shillong Press club, una entidad que engloba a unos cuatrocientos periodistas de toda la región.
La discreción o timidez de las gentes de Shillong contrasta con el bullicio de sus calles donde durante todo el día circulan taxis que te pueden desplazar a cualquier punto de esta “pequeña” localidad india a un precio muy económico. Una ciudad tan desconocida por ser la única capital de un estado indio de mayoría cristiana, como por la belleza de sus jardines y colinas que rodean este enclave ubicado en el corazón de Meghalaya.