Cuando el ISIS tomó la ciudad de Qaraqosh, la principal localidad cristiana en Irak, todos los seguidores de Cristo tuvieron que huir o se exponían a ser asesinados por los terroristas islamistas. Entre los que debieron marchar estaban también las dominicas de Santa Catalina de Siena, que vieron truncado la gran obra social y evangelizadora que estaban realizando en aquel momento.
Durante su exilio forzado en el Kurdistán, las dominicas encabezadas por la hermana Nazik Matty han intentado replicar lo que hacían en Nínive y crearon un sistema escolar católico ad hoc para los niños refugiados. Ahora planean hacerlo a la inversa, reconstruyendo escuelas en Nínive a medida que los cristianos vayan regresando a sus casas.
El drama que a día de hoy viven muchos cristianos iraquíes
En un reportaje en America Magazine, y que recoge la web de los dominicos, recoge esta tarea de reconstrucción y el drama de muchas de estas familias, de la que en muchos casos no volverán a sus casas muchos de sus miembros.
La familia de la hermana Matty es un ejemplo de todo esto. Son ocho hermanos de sangre y debido al ISIS han sido dispersados por todo el mundo. Unos están en países vecinos como Jordania y Líbano, pero otros en lugares muchos más lejanos como Estados Unidos, Suecia, Alemania y Australia. Esta es la historia de otras muchas familias.
La casa familiar de esta dominica en Bashiqa sufrió cuantiosos daños sobre la ocupación. “Gracias a Dios nuestra casa aún estaba en píe”, afirma ella, aunque había sido totalmente destrozada y saqueada. Sólo quedaba un retrato de la familia que ha podido recuperar. Pero en su mismo pueblo hay situaciones mucho peores, pues hay casas de familias cristianas completamente destruidas.
"Me encanta estar allí porque hay muchos recuerdos", dijo sobre sus visitas a Bashiqa. Pero no es tarea fácil llegar a la ciudad desde Erbil. Bashiqa, que en su mayoría fue hogar de cristianos y Yazidi, está en territorio reclamado tanto por el Gobierno central iraquí como por el KRG. Llegar allí implica cruzar una serie de puestos de control militares donde la atención y la actitud de los hombres armados responsables de ellos pueden variar ampliamente.
Una labor que no paró ni durante la persecución
Según cuenta el reportaje de la revista jesuita americana, las hermanas mantienen jardines de infancia en Qaraqosh y Bashiqa. También tienen una escuela en Erbil para los cristianos de Mosul y Qaraqosh que no pudieron o no quisieron regresar a esa ciudad desde su liberación del ISIS. La hermana Matty dijo que muchos de los niños con los que ella y sus hermanas trabajan sufren traumas relacionados con la pérdida de sus hogares y con la huida de Mosul y otras ciudades y aldeas de las planicies de Nínive.
“Algunos niños están completamente en silencio; no hablan todo el día. Algunos ni juegan”. Otros están enfadados y trastornados, dijo, pero ella cree que no pueden ser disciplinados como puede que lo hayan sido en el pasado. Las hermanas entienden los orígenes del comportamiento. Ella recordó a un niño en particular cuya familia estaba considerando dejar Erbil para regresar a la casa donde habían huido cuando ISIS se acercaba. "¿Voy a perder todos mis juguetes otra vez?", preguntó la niña a la hermana Matty. "Piensa que cada vez que se mudan", dijo, "significa que Daesh [ISIS] vendrá de nuevo, así que tiene que dejar todo".
La hermana Matty ha logrado reabrir las escuelas prácticamente sin apoyo del gobierno central. Los padres pagan lo que pueden, pero muchos han estado desempleados o subempleados desde que escaparon a Erbil, Dohuk y otras ciudades al norte de las comunidades que fueron invadidas por ISIS. Si las estudiantes quieren venir pero son demasiado pobres para pagar la modesta matrícula, dijo, las hermanas encontrarán la manera de obtener acceso a ellas. Las dominicas dan la bienvenida a los niños de todas las religiones a las escuelas.
"Estamos preparadas para perdonar"
Las hermanas hicieron recortes en su programa en Erbil, para la consternación de los padres refugiados, porque se esperaba que el gobierno quisiera que las familias cristianas volvieran a sus comunidades de origen. Hasta ahora, esa migración inversa no se ha producido. “Si la gente vuelve, es porque tienen fe en Dios y en la ayuda de la Iglesia”, dijo la hermana Matty. “Honestamente, el gobierno no ayudará”.
“Estamos preparadas para perdonar y continuar nuestro trabajo”, dijo, “pero si solo nos espera una nueva versión del ISIS, eso no sería justo”. La inseguridad sobre el futuro sigue siendo “el mayor y peor reto” que sus familias enfrentan, dijo. Pero es un reto que los cristianos en Iraq hace tiempo que han aceptado, argumenta. El sufrimiento que el ISIS inflige a los cristianos es severo pero para nada nuevo, explica, recitando una lamentable letanía de gente y acontecimientos que han implicado persecución de los cristianos iraquíes: “Saddam, Osama bin Laden, Al Qaeda, la invasión americana, ISIS”.
Personalmente, creo que vivir en Oriente Medio va más allá de nuestros poderes (individuales) y nuestras capacidades,” dijo la hermana Matty. “Mantener la cruz en Oriente Medio, creo, no es solo nuestro sueño; debe ser el sueño de Dios también”.