El 12 de junio la Policía vietnamita asaltó una vivienda habilitada como lugar de culto católico mientras se celebraba la Eucaristía, practicando detenciones y golpeando y empujando a los fieles allí reunidos.

La agencia AsiaNews ha recogido testimonios del sacerdote y de varios feligreses que fueron testigos directos de los hechos.

Al menos 30 agentes del gobierno irrumpieron en una vivienda que funcionaba como iglesia, golpeando a los fieles e impidiendo la celebración de la misa. El incidente ocurrió el 12 de junio, en el distrito de Mường Khương, en la provincia de Lào Cai (al norte de Vietnam, en la frontera con China). El P. Nguyễn Văn Thành estaba presidiendo el rito. Los policías lo intimidaron para suspender la celebración.

Luego, los agentes empujaron a los católicos fuera del lugar de culto, golpeando a un joven y arrestando a dos personas (una de ellas, de 14 años).

Trần T.T, un testigo, cuenta a AsiaNews: “Entre los policías que irrumpieron en el lugar, estaba también Nguyễn Quốc Hương, vice-presidente del distrito, y otros dos vice-presidentes de organizaciones gubernamentales”.

Según Phan T.L, quien también estuvo presente, fue Hương “quien ordenó que la policía fuera a la iglesia. Los agentes amenazaron a los feligreses y ordenaron al P. Văn Thành que se presentara en la sede policial para ser “examinado e interrogado”.

Un feligrés que quiere mantenerse en el anonimato y que se nombra como "T." cuenta que fue apaleado por los agentes. “No entiendo por qué me arrestaron y me golpearon, como si fuese un criminal. Me estrangularon, golpeándome la cabeza contra el muro. Me condujeron a la Comisión del pueblo de Mường Khương y borraron todos los archivos de mi teléfono móvil. Ahora me duele el cuello”.

Ya en el departamento central de policía, T. fue “obligado a admitir que había puesto en peligro la seguridad y que había causado desorden en la comunidad. La policía me obligó a escribir un informe y a firmar un documento que afirmase que ya no iría más a misa. No lo firmé”.




En el último tiempo, las autoridades comunistas de Lào Cai han aumentado las amenazas y la violencia ejercida contra la minoría cristiana, y no permiten el registro de los lugares de culto, declarando ilegal cualquier reunión que se realice.

Algunos parroquianos cuentan: “Muchas veces hemos solicitado a las autoridades locales poder construir una pequeña iglesia, pero siempre se han negado. Por lo tanto, debemos alquilar las viviendas de la gente para celebrar misa”.

La policía, sin embargo, afirma que los sacerdotes no tienen derecho a celebrar, ni los parroquianos a participar. Cuando uno es descubierto, se le acusa de perturbar el orden. De este modo, el distrito de  Mường Khương viola la Constitución, que reconoce la libertad de culto.
 
A pesar de la oposición del gobierno, los fieles de las zonas montañosas septentrionales no se rinden: “Esperamos que el gobierno cree las condiciones para que podamos tener una iglesia. Todos los días celebramos la misa y rezamos por nuestras familias y por la sociedad”. Trần T.T agrega: “Yo soy católico. Me presenté ante las autoridades, y dije que deseaba donar mi propiedad para la edificación de la iglesia. No me permitieron hacerlo”.

De acuerdo a un informe publicado el pasado mes de febrero por los activistas de la “Asociación para la defensa de la libertad religiosa”, en el país asiático controlado por el Partido Comunista nacional, conviven 14 religiones distintas y 38 organizaciones religiosas. Los creyentes de las distintas religiones (sobre todo, del budismo) suman más de 24 millones, sobre una población total de 90 millones, con unos 78.000 clérigos o líderes religiosos y 23.000 lugares de culto en el país.

Los católicos son unos 5 millones de vietnamitas (un 7% de la población), con más de 2.200 sacerdotes y unos 2.600 centros de culto, aunque la libertad para celebrar varía mucho según las regiones.