El primer ministro canadiense Justin Trudeau condenó el “brutal homicidio a sangre fría” de su conciudadano, John Ridsdel, que desde septiembre de 2015 era mantenido como rehén grupo yihadista filipino Abu Sayyaf.
El hombre, ex directivo de una compañía minera, habría sido decapitado este lunes 25 de abril. Los fundamentalistas habían pedido un rescate de 80.000 dólares por él y otros tres rehenes, entre los cuales hay una mujer filipina.
Las autoridades encontraron la cabeza cortada en la isla de Jolo: Ridsdel había sido llevado allí tras el secuestro, ocurrido en un resort turístico en las inmediaciones de la ciudad de Davao.
Junto a él fueron raptados otro canadiense, Robert Hall, su novia filipina Marites Flor, y el noruego Kjartan Sekkingstad.
En un vídeo que los raptores enviaron a las autoridades en noviembre de 2015, Ridsdel solicitaba la ayuda de su gobierno, y aclaraba que, si el rescate no era pagado, lo matarían el 25 de abril.
El Ejecutivo canadiense hace tiempo que tiene una política de “tolerancia cero” en relación los secuestros, y no acepta pagar dinero a los terroristas.
Canadá, declaró el premier Trudeau, “condena sin reserva alguna la brutalidad de estos actos y de esta muerte, que no era en absoluto necesaria. Se trata de un homicidio a sangre fría, cuya responsabilidad recae de lleno en el grupo terrorista que lo ha tomado por rehén”.
El difunto, según los medios canadienses, estaba a punto de jubilarse, y a veces trabajaba como periodista independiente.
Según algunas fuentes, el grupo que lo raptó podría ser el mismo que liberó, hace algunos días, al ex misionero del PIME, Rolando Del Torchio.
Abu Sayyaf – “portadores de espada” en lengua árabe – es uno de los grupos más sanguinarios de la galaxia islamista, que se separó del Frente Nacional de Liberación Moro en 1991 para llevar adelante una política fundamentalista aún más agresiva.
Abu Sayaf declara como objetivo crear un califato islámico independiente en el sur de Filipinas, donde hay islas de mayoría musulmana, y no católica como en el resto del país. Aproximadamente el 5% de los filipinos son musulmanes, concentrados en la isla de Mindanao (22 millones de habitantes, el 20% es musulmán) y el archipiélago de Sulu (1,3 millones de habitantes, el 95% musulmán).