La web sobre derechos humanos que él fundó hace 10 años, benilubero.com, detalló que unos diez hombres armados y vestidos con el uniforme de las fuerzas armadas entraron en el centro social donde algunos líderes de las tribus locales se reunían con el presbítero para sostener diálogos de paz. Pidieron ver al sacerdote. Lo encontraron en un patio trabajando en un ordenador portátil y abrieron fuego. Las últimas palabras del presbítero fueron: ¿Por qué me están matando?”
Cortejo funerario del padre Vincent Machozi Karunzu en Butembo
Karunzu había estudiado y trabajado varios años en Estados Unidos. Según uno de sus compañeros y amigos allí, el profesor de ciencias de la Universidad de Boston en Estados Unidos, Timothy Longman, ya había sobrevivido a 7 intentos de asesinato en sus 51 años de edad.
Investigaba matanzas relacionadas con el comercio del coltan, las sustancias minerales que se usan en telefonía móvil y nuevas tecnologías. Poco antes del homicidio, el P. Karunzu había publicado un artículo denunciando a los presidentes de Ruanda y el Congo por estar presuntamente involucrados en varias masacres de civiles inocentes.
Dana Robert, otra profesora que seguía el trabajo del padre Karunzu, dijo que “cada vez que ha habido un genocidio, ha habido también un sacerdote católico que lo ha denunciado. Los sacerdotes son voz de los que no tienen voz”.
Vincent Machozi Karunzu nació en una familia de 13 hermanos, varios de los cuales murieron al nacer. Por eso su madre lo llamó Machozi, es decir, “hijo de las lágrimas”. A los 17 años ingresó con los asuncionistas y sirvió a la comunidad haitiana mientras estuvo en Massachusetts.
Estudió teología en el Institut Catholique en Lille, Francia. Se mudó a Estados Unidos en 2003 e inició sus estudios de doctorado en el Departamento de Teología de la Universidad de Boston, donde se especializó en manejo de conflictos y procesos de paz en África.
Radio Vaticano en su edición en francés señala que el obispo Nicolas Djomo Lola, Presidente de la Conferencia Episcopal del Congo, recordó al sacerdote asesinado como un “mensajero de paz y reconciliación” por quien elevó oraciones para que “Dios cubra con su misericordia a su servidor y le otorgue el descanso eterno en su Reino”. El obispo exigió a las autoridades locales que investiguen “y permitan que se vea la luz en este asesinato del P. Machozi para atrapar a Caín (los responsables). Es necesario averiguar además sobre la desaparición de tres sacerdotes asuncionistas y sobre las masacres recurrentes entre la población de Nord Kivu”.
El sacerdote será muy recordado entre los miembros de la etnia Yira-Nande, más de un millón de personas en las regiones de Beni y Lubero, a los que intentaba defender de los abusos y ataques. El cortejo fúnebre contó con una multitud, que participó en la misa de requien celebrada por el obispo de Butembo-Beni, Paluku Sikuli, en la parroquia de Kitatumba, en Butembo, y en el entierro en el cementerio de los Misioneros Asuncionistas de Mahamba.