En Siria tras tantos años de guerra, muerte y sufrimiento extremo la pandemia de coronavirus la viven con más indiferencia que en otros países, especialmente en Occidente. Y de esto alerta el sacerdote católico de rito armenio Antoine Tahhan, que asegura que “muchos de ellos dicen que han sufrido durante nueve años y han sobrevivido a la guerra y al hambre. Algunas personas son más precavidas y usan esterilizadores, mascarillas quirúrgicas, antisépticos y guantes de seguridad para la prevención, pero la mayoría no teme la propagación del Coronavirus. Han sufrido ya tanto…”.
Las autoridades sirias han cerrado tiendas e impuesto toque de queda. También las iglesias los obispos católicos de Alepo decidieron cerrar las iglesias para evitar la propagación del virus.
Un sistema de salud precario
Sin embargo, este religioso cree que poco se puede hacer en un país devastado por la guerra y con un sistema de salud muy precario en estos momentos. Relata a Ayuda a la Iglesia Necesitada que “Siria ha perdido muchos hospitales y centros de salud, destruidos por los terroristas, como el Hospital Al-Kindi y el Hospital Oftalmológico. Muchos aparatos e instrumentos médicos fueron saqueados. Muchos doctores emigraron porque los terroristas los secuestraron o amenazaron con matarlos. Por lo tanto, el sistema de salud se encuentra en un estado frágil y aquí radica el temor de que el virus se propague entre la gente, especialmente entre los soldados árabes sirios”.
El padre Tahhan se lamenta pues cree que “los respiradores en hospitales, especialmente en unidades de cuidados intensivos, sean suficientes para combatir el virus. También necesitaríamos una gran cantidad de mascarillas quirúrgicas, esterilizadores y otras herramientas. Sin embargo, necesitamos concienciar más a la población sobre la salud, hasta ahora hay muchas personas que caminan por los parques, se dan la mano o se saludan sin tomar en cuenta las medidas recomendadas por la salud pública.”
La ayuda de la Iglesia
Alepo fue liberada el 24 de diciembre de 2016, pero quitando unas pocas familias, el resto de cristianos viven sin apenas recursos y gracias a la asistencia de la Iglesia, que a la vez es ayudada por instituciones como Ayuda a la Iglesia Necesitada. Sin estas ayudas, los cristianos no podrían regresar a sus hogares y preservar la presencia cristiana en el Medio Oriente.
De hecho, este sacerdote recuerda el drama de los cristianos en Siria: “el número de familias cristianas, de todas las denominaciones cristianas, que vivían en Alepo antes de la guerra era de 30.000, hoy el número ha disminuido hasta llegar a 10.000. Además, sufrimos un envejecimiento enorme, el número de personas mayores ha aumentado a dos tercios de la sociedad, no solo en Alepo, sino en toda Siria. La falta de fuerza laboral joven se agrava debido al servicio militar.”
Desde la liberación de Alepo, 75 familias armenio-católicas han regresado, pero desplazadas de otras áreas del país, no de Europa. “Para alentar a las familias a regresar a Siria, necesitamos levantar las sanciones económicas – como ha pedido el Papa en su discurso de Pascua – y ayudar a los jóvenes a encontrar trabajos. También necesitamos seguridad, asistencia médica y abolir la reserva militar, para que los jóvenes puedan trabajar, construir su futuro y crear una familia” concluye padre Antoine.
El coronavirus es una preocupación más entre tantas otras, pero la epidemia mundial lleva a los sirios sobre todo a temer las consecuencias económicas que, por una parte, podrían agravar todavía más el calvario de los sirios y, por otra, provocar una disminución de las ayudas y programas de emergencia, ahora más necesarias que nunca para sobrevivir.
Aquí puede colaborar con Ayuda a la Iglesia Necesitada