Desde finales de 2013 en la provincia sureña de Zhejiang al menos 1.700 cruces han sido destruidas.
La noticia de la última demolición (en orden cronológico) es confirmada por la agencia UCAN. Un católico, citado por la misma fuente, dice que "las vacaciones del Año Nuevo Lunar han finalizado el 22 de febrero. Ahora están todos de vuelta en el trabajo, incluidos los directores y funcionarios de diversas oficinas religiosas".
[Es decir, los funcionarios estatales anti-religión, nota de ReL]
En la mira ahora estará otra iglesia católica de la misma parroquia, Bajia, a la que las autoridades han cortado los suministros de agua y electricidad. La comunidad católica de la zona de Zhejiang tiene alrededor de 210.000 fieles.El gobierno chino ha puesto en marcha una campaña "integral" que tiene como objetivo crear una "base de datos completa" de los religiosos que operan en su territorio.
La primera fase ha apuntado a los monjes budistas, especialmente los seguidores de la "bufanda amarilla" tibetana: las autoridades locales [comunistas] de Lhasa, la capital de Tíbet, han publicado en línea los nombres y datos particulares de los monjes que considera "originales" e instó a los fieles a "no dar peso" a aquellos que no tienen el certificado expedido por el poder político.
Al principio, esta decisión se justificaba por "necesidad imperiosa" para poner fin a las estafas operadas por monjes falsos contra los fieles budistas.
Pero ahora, con la expansión del proyecto a los sacerdotes católicos y los taoístas, el plan comienza a adquirir los contornos de un verdadero y efectivo registro.
El documento emitido por el gobierno central se ve como un pasaporte, contiene los datos sensibles de los religiosos e incluso un código QR, para garantizar la autenticidad.
La China Central Television ha emitido un informe largo en el que explica que, dado los "grandes éxitos" conseguidos con los budistas, a finales del año el documento también será obligatorio para las otras dos religiones. "Pronto - añade el periodista - se incluirá los imanes musulmanes y pastores protestantes, y así la obra será completa" [China sólo reconoce cinco religiones oficiales, ndr].
Además, el gobierno central ha comenzado a pedir a todos los lugares religiosos en el territorio nacional solicitar un Certificado Nacional de Organización que debe comprobar la autenticidad e impone a los diversos líderes que los guían abrir una cuenta bancaria única en una institución de crédito estatal, controlada por el Partido. De esta manera se quiere comprobar el flujo de dinero que reciben las religiones, para denunciar los fondos extranjeros temidos como “impulsores para la revolución”.
El certificado para el estado religioso será expedido por la Administración estatal de Asuntos Religiosos y tendrá que ser aprobado por las Asociaciones patrióticas de referencia. Esto, de hecho, obligaría a los sacerdotes católicos a unirse a la Asociación Patriótica, declarada "incompatible con la fe católica" por el Papa Benedicto XVI en su Carta a la Iglesia china. Texto que el papa Francisco ha definido “todavía valido”.
Estos cambios, explicados siempre en la televisión estatal, "están destinados a mejorar la gestión y el servicio de las organizaciones religiosas, para erradicar el fraude y proteger los derechos de los fieles". A los que no reciben el título o son rechazados para el certificado "no se le permitirá llevar a cabo cualquier actividad religiosa".