La campana de la catedral católica caldea de San Pablo de Mosul (Irak) volvió a sonar este pasado domingo después de ocho años. Un emotivo gesto que se pudo dar gracias a que una familia musulmana la mantuvo oculta durante la ocupación de la ciudad por parte del Estado Islámico.

Cristianos de toda la llanura de Nínive acudieron a la catedral para participar en la ceremonia de toque de campanas y en la Eucaristía. "Los tonos de la campana son una invitación a unir los corazones para denunciar la violencia y las guerras", comentó Najeeb Michaeel, arzobispo caldeo de Mosul y Akra.

Oración entre escombros 

Antes de tocar la campana se realizó una pequeña procesión a la gruta de la Virgen María, en el patio de la catedral. "Esperamos que todos los habitantes regresen a sus hogares y recuperen sus derechos, y prueben así el sabor de la seguridad y la estabilidad en el seno de su ciudad", dijo Michaeel.

Así sonaron de nuevo las campanas en Mosul este domingo.

La catedral de San Pablo reabrió en 2019 después de sufrir daños durante la ocupación de Mosul por parte del Estado Islámico (de 2014 a 2017). En el reciente viaje del Papa a Irak, Francisco oró en Mosul rodeado de los escombros de iglesias destruidas después de que el Estado Islámico proclamara su califato en la ciudad.

El Estado Islámico gobernó Mosul durante casi tres años, antes de que las fuerzas iraquíes e internacionales la recuperaran calle por calle. Francisco fue el primer Papa en celebrar la Misa en el rito caldeo durante su visita al país.

 

Aquí puedes ver la oración entre ruinas del Papa Francisco en Mosul.

Los caldeos son una de varias comunidades católicas orientales que se encuentran en Irak. Trazan su historia hasta los primeros cristianos a través de su conexión con la Iglesia de Oriente. Antes de que la violencia del Estado Islámico disminuyera la población, los caldeos constituían dos tercios de los cristianos iraquíes.