Erradicar la discapacidad. Es la última orden dictada por el autodenominado Estado Islámico en las calles de Mosul, la maltratada segunda ciudad de Irak.
El cuerpo de clérigos encargados de interpretar la sharia (legislación islámica) ha promulgado una fatua (edicto religioso) en el que autoriza a sus militantes a "matar a los recién nacidos con síndrome de Down y malformaciones congénitas y a los menores de edad discapacitados".
La salvaje orden -promulgada por Abu Said Al Jazraui, el nombre de guerra de un juez de nacionalidad saudí- ya ha comenzado a aplicarse, asegura una página web de activistas que residen en la urbe y denuncian las fechorías del IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés).
Según su testimonio -uno de los pocos relatos que ha sorteado el apagón informativo impuesto por la organización yihadista desde que ocupara la villa en junio de 2014-, la mayoría de bebés con discapacidad son fruto de las uniones de los combatientes extranjeros que habitan la zona con mujeres iraquíes, sirias y asiáticas.
En los últimos días -agregan- se han registrado al menos 38 casos de bebés de entre una semana y tres meses que han sido asesinados tras el diagnóstico médico.
La asfixia o la inyección letal fueron los métodos empleados para arrancarles la vida. El decreto también ha sido puesto en práctica en otras zonas del califato proclamado a caballo de Siria e Irak.
No es la primera vez que los discapacitados se sitúan en el punto de mira de la organización que dirige Abu Bakr al Bagdadi. El pasado febrero el Comité de Derechos de la Infancia de la ONU alertó del uso de los niños discapacitados en acciones suicidas del IS y como escudos humanos.
Acumulación de barbarie
En un informe reciente, el organismo mostró su preocupación por el deterioro de las precarias condiciones de vida de unos menores acostumbrados ya a ser blanco de la discriminación y el estigma antes incluso de que un tercio del país árabe cayera en manos de un grupo que ha impuesto una ultraconservadora interpretación del islam que justifica la expulsión de las minorías cristiana, yazidí o chií; el brutal asesinato de homosexuales o el rapto y la conversión en esclavas sexuales de la población femenina yazidí.
Desde que irrumpieran los muyahidin (guerreros santos) en Mosul, los niños han sido sometidos a un radical cambio de currículo escolar acorde a las enseñanzas permitidas por IS y han sido instruidos en el arte de la guerra en campos de entrenamiento.
En marzo un discapacitado mental murió por los disparos a quemarropa de un combatiente del IS en un puesto de control en la provincia siria de Deir Ezzor. El joven murió desangrado después de que a las personas que había a su alrededor se les prohibiera cualquier intento de auxiliarle, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Niños en la propaganda
Como parte de su propaganda, el IS divulgó a principios de este año un vídeo de cinco minutos de duración protagonizado por dos hermanos sordos. En las instantáneas, aparecen desarrollando su labor como agentes del tráfico en las calles de Mosul. Pertrechado con un rifle de asalto, uno de los hermanos explica en lengua de signos que "los musulmanes de la ciudad viven placenteramente bajos los dictados del califato" mientras el otro se jacta de su participación en el campo de batalla.
"Cuando los peshmerga (tropas del Kurdistán iraquí) empezaron a atacarnos, vi como mujeres y niños resultaban heridos o fallecían por las embestidas. Por eso estoy decidido a vengarme y ahora soy yo quien lanza cohetes contra los enemigos", concluye el joven convertido en reclamo del IS.