En el marco de la celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas este 9 de agosto, Cáritas ha expresado su deseo de seguir acompañando a las comunidades nativas y a los pueblos indígenas afectados por las actividades ilegales y el Covid 19.
Por ello, Fernando Foncillas, técnico del Área de Cooperación Internacional de Cáritas, ha criticado que “las voces de los pueblos indígenas siguen sin tenerse en cuenta” y alerta que la crisis sanitaria ha agudizado las crisis económicas y sociales que afectaban a estos pueblos antes de la pandemia.
“No sólo se han tenido que proteger de la pandemia, que los ha golpeado con fuerza, sino que también han tenido que defenderse del aumento de las actividades ilegales que afectan a la tala de sus bosques y de la amenaza latente de la minería ilegal”, añade Ana Cristina García Morales, coordinadora de América Latina del Área de Cooperación Internacional.
Mons. David Martínez, obispo de Puerto Maldonado (Perú), sobre la necesidad de apoyo a la pobreza de los pueblos indígenas.
En su compromiso con el apoyo a los pueblos indígenas, Cáritas ha apoyado 36 proyectos de desarrollo y ayuda humanitaria en distintas regiones del mundo, 28 de ellas en Hispanoamérica y otros 8 en Asia, acompañando a cerca de 147.000 personas.
En total, ascienden a 11,5 millones de euros los fondos destinados a esos programas, que han sido desarrollados por las Cáritas locales de Perú, Ecuador, Brasil, Bolivia, Colombia, Guatemala, Bangladesh y Filipinas.
El apoyo a los indígenas de Madre de Dios en Perú
Uno de los casos más representativos es el programa de apoyo a los indígenas de Madre de Dios, en Perú, apoyado por Cáritas Madre de Dios, Cáritas Diocesana de Málaga y Cáritas Española.
Este programa cuenta con la participación de siete comunidades nativas, conformadas por más de 211 familias de los pueblos Yine y Amahuaca presentes en la región amazónica. Con una economía basada principalmente en actividades extractivas que genera frecuentes conflictos en la región, Madre de Dios es el epicentro de la minería ilegal de oro en Perú.
“Desde 1985, la minería de oro no controlada ha destruido casi 960 kilómetros cuadrados de selva tropical en Madre de Dios, más de dos tercios de ella entre 2009 y 2017”, denuncia el Centro para la Ciencia e Innovación Amazónica (CINCIA).
Estas cifras se han multiplicado durante la pandemia y la paralización del país a causa del estado de emergencia, que ha afectado a sus organismos y a los operadores de justicia. Esto, a su vez, ha provocado que las actividades ilegales, al carecer de cualquier tipo de control, crezcan de una forma desproporcionada, afectando principalmente a territorios indígenas.
Un claro ejemplo es lo que acontece en la comunidad nativa Boca Pariamanu, donde se han instalado mineros ilegales –procedentes de la desmantelada ciudad ilegal de la Pampa tras la operación Mercurio (emprendida por el Gobierno peruano para erradicar la minería ilegal en la zona) –, a tan sólo 300 metros de ella.
La acción social de Cáritas en Puerto Maldonado con campesinos y comunidades indígenas.