Lawrence Murmu, de 67 años, es un veterano catequsita de etnia santal que sirve en la diócesis de Rajshahi, en Bangla Desh. Los santal son una tribu de tradición animista, no integrada en el sistema de castas hindú ni tampoco alcanzada por el Islam. En el último medio siglo muchos han abrazado el cristianismo.
En Rajshahi viven 18 millones de personas, de las que sólo 60.000 son católicas... pero hace 25 años los católicos no eran ni la mitad. El trabajo de los catequists evangelizadores es clave para difundir la fe y cambiar las sociedades.
Lawrence Murmu, tras casi medio siglo como catequista y evangelizador viajero e incansable por las aldeas santal, cuenta lo que ha vivido y aprendido.
“Yo no quería volverme catequista, -relata- sino que quería estudiar en la universidad, pero mis padres no podían afrontar la matrícula, y por eso, decidí hacer un curso para volverme catequista, y desde aquel día siempre lo he sido”.
Lawrence trabaja en la diócesis de Rajshahi, ciudad bañada por el río Ganges, en la frontera occidental con la India. Los inicios de su misión no fueron sencillos.
“Cuando comencé a predicar el mensaje de Dios me di cuenta de que no era un muy buen catequista. Había aprendido de una persona que era anciana y muy capaz, y yo, en cambio, me avergonzaba y quería abandonar la profesión. Al principio yo no era bueno cantando los himnos como era él, pero continué intentándolo”.
recuerda además que durante la guerra de Independencia de Pakistán (1971), “el Padre Manchar, de los misioneros del PIME [Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras], y yo, salvamos muchas vidas, dando a las personas, que huían del ejército pakistaní, un refugio en la iglesia”.
Su actividad como catequista consiste en dar clases “de 40 minutos de duración, por la tarde, porque las personas a quienes enseño son muy pobres y están cansadísimas luego de una jornada de trabajo”.
Durante sus 46 años en actividad, Lawrence fue enviado a distintas parroquias, incluso a lugares donde jamás se había oído hablar de Jesús.
“Yo jamás hablo a estas personas de Jesucristo inmediatamente – explica el hombre –, sino que cuando entro a una aldea nueva, primero intento mezclarme entre la gente para construir una amistad con ellos. Construyo relaciones sanas con los jefes de la aldea: conversamos sobre los problemas socio-económicos, doy consejos para poder superar las dificultades. Los empujo a crear cooperativas, en base a microcréditos, para ayudarse. Dialogo con los diferentes credos, les doy aliento sobre temas relacionados con la educación y con la conciencia social. Recién después, empiezo a comunicar el mensaje de Dios”.
Vídeo en YouTube con un festival santal con sus danzas tradicionales en filas
En la diócesis de Rajshahi – que este año celebra los 25 años de su fundación – prestan servicio cerca de 300 catequistas, de los cuales 23 (entre ellos, Lawrence) lo hacen a tiempo completo.
Son tenidos en gran consideración por los habitantes locales: “Los catequistas en esta zona – afirma Lawrence – tienen un rol vital en la incorporación de nuevos fieles y en la fundación de nuevas parroquias en la Iglesia. Esto se debe a que los sacerdotes no pueden ir con frecuencia a las zonas más remotas, mientras que nosotros transcurrimos nuestra vida en las aldeas lejanas”.
Lo operado por los catequistas ha dado buenos frutos, sobre todo entre los miembros de la tribu santal.
“Gracias a nuestro compromiso en la educación, en 46 años, hemos aumentado la tasa de escolarización del 3 al 75%. Entre otras cosas, el 80% de los santal pide el Bautismo. Incluso siendo bautizadas, estas personas necesitan de un constante cuidado pastoral, para no perderse. La Iglesia debe intervenir rápidamente en este tema”.
Debido a su trabajo, Lawrence ha llegado incluso a arriesgar la vida: “Una noche me hallé frente a varios secuestradores. Esa noche un hombre fue asesinado, pero yo logré escapar; pienso que fue Dios Omnipotente quien me salvó de esa”.