En 2015, y como dato aún provisional actualizado en mayo, se han destinado 150,1 millones para ayudar a 4,2 millones de personas.
Estas cuantías no solo están dirigidas a los habitantes de Siria e Irak sino también a los de otros Estados aledaños afectados por el conflicto como Líbano, Jordania, Turquía, Egipto o Chipre.
De los fondos desembolsados en 2014:
- un 23 % se destinó a la compra de alimentos,
- un 19 % a objetos de primera necesidad,
- un 18 % al sector de la educación,
- un 16 % a la salud
- y el 24 % restante a otros ámbitos como la ayuda psicológica o la construcción de infraestructuras.
La encargada de coordinar este informe, Moira Moncelli, defendió en declaraciones a Efe la importancia de este documento porque sirve, entre otras cosas, para mejorar la acción de los entes católicos en el ámbito humanitario.
"Nos sirve para comprender qué estamos haciendo todos juntos y para identificar los obstáculos, los problemas, las dificultades que tenemos delante. Pero también para determinar los sectores prioritarios en los que intervenir y para reforzar y mejorar nuestra acción", dijo.
Uno de los entes que destinan fondos para aplacar o tratar de solventar las consecuencias de dichos conflictos, que han provocado cientos de miles de muertos y desplazados, es la asociación española Manos Unidas (www.manosunidas.org).
Su presidenta, Soledad Suárez, dijo a Efe que los gobiernos tienen que encontrar una solución al drama que se vive en dichos países y recordó que los individuos son "parte importante" a la hora de concienciar a los gobernantes "de que esto hay que solucionarlo".
Sobre la avalancha de refugiados que llega a Europa animó a ver "en cada una de estas personas un reflejo nuestro" y a "acogerlas con cariño" pero al mismo tiempo alertó del peligro de la "solidaridad por impulso".
"La convivencia no es fácil. Si yo soy capaz de pelearme con el vecino del quinto, mucho más voy a ser capaz de pelearme con una persona que viene con unas costumbres, una religión y una cultura distinta. Tenemos que ser conscientes a lo que nos comprometemos cuando les acogemos", consideró.
La presidenta de Manos Unidas aseguró que la llegada de refugiados "puede ser una oportunidad para enriquecer nuestra sociedad porque las sociedades que se mezclan siempre son mucho más ricas".