Lejos de mejorar la situación de los cristianos en China, durante los últimos meses la dictadura comunista ha aplicado un conjunto de reglamentaciones represivas sobre ciertas prácticas religiosas que, sin duda, perjudican a los católicos chinos.
Tal y como informa la agencia católica asiática UCA News y recoge OMP, los funerales cristianos han sido prohibidos en algunas zonas del país. Por ejemplo, en la provincia oriental de Zhejiang, el gobierno ha impuesto una serie de regulaciones sobre asuntos funerarios que prohíbe a los sacerdotes asistir y dirigir plegarias en un funeral fuera de un local religioso.
El gobierno afirma que las nuevas normas tienen como objetivo “deshacerse de las malas costumbres funerarias y establecer una forma científica, civilizada y económica para los funerales”.
Los sacerdotes no pueden participar
“Los clérigos no pueden participar en los funerales” que se desarrollen en casas particulares y “no se permite que más de 10 miembros de la familia del difunto lean las escrituras o canten himnos en voz baja”, dicen las normas, que entraron en vigor el pasado 1 de diciembre, según informaba un católico de la diócesis de Wenzhou en Zheijiang.
Estas regulaciones del gobierno chino prohíben estrictamente “las actividades religiosas fuera de los lugares de culto, por lo que el sacerdote no podrá celebrar oraciones funerarias fuera de la iglesia”, señalaba este católico a UCA News.
Otro fiel indicaba que desde que se anunciaron las nuevas regulaciones, “los sacerdotes no asisten a las ceremonias fúnebres religiosas”. En las aldeas, los sacerdotes visitan las casas de los feligreses, pero no pueden celebrar ceremonia alguna o dirigir oraciones. El padre Guo de una parroquia de Henan, explicaba que los funcionarios del gobierno les han exigido que cumplan estrictamente con las nuevas normas, para evitar sanciones que podrían llegar al cierre de la iglesia o que se les retire el certificado que permite a un sacerdote ejercer su ministerio, obligándole literalmente a irse a su casa.
Esta regulación antirreligiosa resulta contradictoria con los servicios conmemorativos que con todo boato celebran los aparatos del Partido Comunista chino cuando fallecen miembros destacados del mismo, donde por supuesto no se cumple la norma de que la celebración sea “científica, civilizada y económica”.