Kenia inició este domingo tres días de duelo nacional en memoria de las 148 víctimas del ataque a la universidad de Garissa,entre críticas de la prensa por la lenta reacción de las fuerzas de seguridad ante los asaltantes islamistas.

El país, cristiano en un 80%, celebraba la Pascua sumido en el dolor: las misas en todo el país estarán dedicadas a las personas muertas el jueves en el campus de la universidad, en su mayoría estudiantes cristianos.

Miles de personas acudieron a los oficios por todo el país y mostraron su pesar por el atroz ataque terrorista. Pero ninguno de los cientos de miles de cristianos del país está dispuesto a ceder ante el terrorismo.

Una de las mujeres que acudió a la misa de Pascua reconocía que el pueblo tiene miedo "pero en la iglesia al menos estamos con Dios".

Numerosos fueron los que oraron, entonaron himnos y batieron palmas en la misa de Domingo de Pascua en una iglesia católica en Garissa, la localidad keniana donde los extremistas islámicos mataron a las 148 personas.

Fuerzas de seguridad patrullaban el perímetro de la Iglesia Nuestra Señora de la Consolación, que fue atacada por extremistas hace varios años. Granadas lanzadas contra el edificio dispersaron metralla en el interior y lesionaron a varios fieles.

"Seguimos pidiéndole a Dios que nos ayude, nos reconforte en estos tiempos difíciles", decía Dominick Odhiambo, un fiel que dijo que planea dejar su trabajo como plomero en Garissa y abandonar la ciudad a causa del miedo.

"Gracias por venir", dijo el obispo Joseph Alessandro al dirigirse a su congregación. Dijo que algunos de los que murieron en el ataque del jueves hubieran asistido a la misa y leyó mensajes de condolencias de varias partes del mundo.

Alessandro vio similitudes entre el calvario de Jesucristo, que conmemora la Pascua, y la situación de Garissa. "Unimos el sufrir de los familiares de las víctimas con el de Jesús", señaló. "Las víctimas se levantarán de nuevo con Cristo".

Por su parte, el presidente keniano Uhuru Kenyatta anunció tres días de duelo con banderas a media asta y prometió que su país responderá "con la mayor severidad".

Uno de los cuatro miembros del comando islamista que atacó la universidad fue identificado como un joven keniano de etnia somalí, Abdirahim Abdulahi, graduado en la universidad de derecho de Nairobi, anunció este domingo el ministerio del Interior.

Abdulahi, que murió en el asalto de las fuerzas de seguridad, "era diplomado de la Facultad de Derecho de Nairobi y descrito por alguien que le conocía muy bien como un futuro jurista brillante", según un portavoz del ministerio.

El ataque fue reivindicado por los islamistas somalíes shebab
en represalia a la intervención del ejército keniano en Somalia para frenar a sus combatientes.


Por otra parte, la prensa era especialmente severa este domingo con las fuerzas especiales kenianas, que tardaron al menos siete horas el jueves en desplegarse ante el comando de islamistas somalíes shebab, mientras éstos perpetraban su matanza en la universidad.

"Se trata de una negligencia que linda con el acto criminal", afirma el gran diario keniano Nation en un editorial, y recuerda que los "hombres armados que mataron a decenas de estudiantes con evidente placer se pudieron tomar todo su tiempo".

El otro gran diario de Kenia, The Standard, publica una caricatura en la que se ve a una serpiente, que representa la "amenaza terrorista", despertar de un mordisco a un responsable de seguridad mientras un perro ladra "demasiado poco, demasiado tarde".

La matanza de Garissa constituye el más sangriento ataque desde el bombardeo en 1998 de la embajada de Estados Unidos en Nairobi, que causó 213 víctimas mortales.

Todos los líderes políticos y religiosos, entre ellos el máximo líder musulmán del país, Hassan Ole Naado, condenaron la matanza de Garissa.

"Kenia está en guerra, y debemos permanecer unidos", dijo el líder musulmán. Una de las instituciones más prestigiosas del islam sunita basada en Egipto, Al Azhar, también condenó el sábado la matanza.

Tras el atentado, los shebab amenazaron a Kenia con proseguir una "guerra larga y espantosa" si Nairobi no retira sus tropas de Somalia.

Kenia se enfrentará a un "nuevo baño de sangre" si no pone fin a "la opresión" y "la persecución sistemática de los musulmanes" en Kenia, así como "la ocupación de las tierras musulmanas", en alusión a Somalia, afirmaron los islamistas mediante un comunicado.

La policía de Garissa paseó el sábado los cadáveres de los cuatro asaltantes de la universidad, apilados en la parte trasera de un pick-up seguido por una muchedumbre.

Las autoridades insistieron en que con el macabro desfile pretendían averiguar si alguien podía identificar a los autores de la masacre, pero algunos viandantes lanzaron piedras contra sus cuerpos.

Desde el jueves, "cinco personas (relacionadas con el ataque) fueron detenidas", declaró a la AFP el portavoz del ministerio del Interior, Mwenda Njoka.

Las autoridades kenianas siguen buscando al que consideran el cerebro del ataque, Mohamed Mohamud, por el que ofrecen unos 200.000 euros (215.000 dólares).

Este antiguo profesor keniano de una escuela coránica de Garissa se unió primero al movimiento de los Tribunales Islámicos que se adueñó de Mogadiscio en 2006, antes de pasarse a una milicia islamista y acabar en los shebab.

El ataque más sangriento de los shebab en Kenia era hasta ahora el asalto al centro comercial Westgate en Nairobi, donde murieron 67 personas, en septiembre de 2013.


Se ha sabido que la Fuerza Aérea de Kenia ha bombardeado dos bases del grupo yihadista Al Shabab en el sur de Somalia en respuesta al ataque perpetrado el pasado jueves contra una universidad keniana, en la que los terroristas mataron a 148 personas, informaron fuentes militares.

El Ejército keniano ha lanzado su ataque contra las bases de los terroristas en Gondodowe e Ismail, en Gedo, una región en el sur de Somalia y fronteriza con Kenia, confirmaron estas fuentes al diario keniano ´The Standard´.

Se trata del primer ataque de las Fuerzas de Defensa de Kenia (KDF, en inglés) tras la matanza de la Universidad de Garissa.

"Nos hemos centrado en estas dos áreas porque, de acuerdo con la información de que disponemos, los milicianos (de Al Shabab) vienen de allí para atacar Kenia", indicaron las mismas fuentes, que sin embargo no precisaron si se han producido víctimas.

Kenia ha tenido dificultades para detener el flujo de yihadistas y armas de Al Shabab a través de la porosa frontera de 700 kilómetros que comparte con Somalia.

Esto ha permitido que, en el último año, hayan incrementado los ataques contra ciudades fronterizas, como Mandera o la propia Garissa.