Es un municipio con 53.000 km2 y una población dispersa por toda la zona, que llegará a unas 30.000 personas. Lo más característico es que el 90% de la población es indígena.
Son nativos, la mayor parte son del pueblo mundurukú, algunos apiacá. Hablan el mundurukú, y ‘chapurrean’ un poco el portugués.
El nombre de Jacareacanga significa «cabeza de jacaré» (caimán). El 96% de la misión es selva, atravesada por grandes ríos, entre los que destaca el Tapajós, que llega a tener 4 km de ancho, además de otros también importantes como el Xamanxin, el río de las Tropas, etc.
En la pequeña ciudad viven unas 6.000 personas, los demás, en su mayor parte indígenas, viven junto a los ríos, en especial, el Tapajós. Antes atendían esta zona los franciscanos, pero se marcharon hace 5 años, de modo que están sin sacerdotes.
“Cuando los visitamos nos dicen que nos esperan con muchas ansias. Los indígenas, en cuando saben que eres el «pain» (el padre, el sacerdote), pierden todos los miedos y te invitan a que visites su aldea. Luego, hablando con ellos, te das cuenta que la aldea no está detrás de la esquina, sino a un día, dos o tres, en canoa... o lancha, a lo largo del río”, explican los misioneros carmelitas.
Esta nueva misión se ocupará de unas 70 aldeas, y algún pueblo de blancos. “Esto significa que tendremos que viajar muchas semanas al año, la mayor parte del tiempo en camino -por los ríos- para atender a los indígenas”.
En todas las aldeas hay escuelas, enseñan en mundurukú y el portugués. Entre ellos prefieren hablar el mundurukú. Los indígenas viven de la caza y la pesca. Cultivan un poco de mandioca, yuca, café, plátanos, papaya y maíz.
A nivel socio-político ahora se está viviendo una fuerte tensión, porque el gobierno empezó la construcción del complejo hidroeléctrico del Tapajóz, (en total son 7 hidroeléctricas). “Esto exige una atención especial por nuestra parte, apoyarlos para que se les respecten, se busque un lugar donde reubicarlos, y todos esto se haga con la prudencia y la dignidad que se merecen”, añaden.
Carreteras embarradas e intransitables en época de lluvias; se necesitan lanchas con motor para poder ir por los ríos a 70 aldeas dispersas por la selva
Y no se puede hablar de la misión, sin hablar de necesidades. Según el misionero fray Marcos Juchem, para llegar a todos estos pueblos, dispersos por la selva, es preciso una lancha con motor y una camioneta 4x4.
No hay carreteras con asfalto, todo son pistas de tierra. Para llegar a la prelacía de Itaituba, donde se encuentra Jacareacanga, hay que recorrer alrededor de 400 Km. en pista de tierra, por la selva. Cuando llueve mucho, la carretera se vuelve intransitable. Y en época seca, hay mucho polvo. “Empezaremos como se pueda, pero lo ideal sería hacer dos equipos, tener dos lanchas, para poder hacer frente a todo este trabajo pastoral. Agradecemos ya desde aquí al Padre General la respuesta convencida y entusiasta al presentarle esta nueva misión, a la que me incorporaré, dentro de poco, si Dios quiere, que llevará el nombre de «Santa Teresa», por nacer en este V Centenario de su nacimiento, en el corazón de la Amazonia, oxígeno para el mundo, oxígeno místico-carismático para todos. Que ella nos ayude y nos acompañe”.
(Más información de las misiones carmelitas en www.ongcarmel.net)