Era un acto convocado por la asociación de jóvenes cristianos Cat Jove [catjove.com, ligada a E-Cristians] y apoyada por la organización eclesial Ayuda a la Iglesia Necesitada (www.ain-es.org) que surgió de la necesidad de frenar la apatía de Occidente, incluida la de los creyentes, ante el sufrimiento de los que ya son considerados mártires del siglo XXI.
El evento consistió en un rosario al aire libre en pleno centro de Barcelona acompañado de algunos testimonios de primera mano de cristianos perseguidos de Siria e Iraq.
Los relatos no los contaron en persona los propios afectados por miedo a ser reconocidos y a que sus familiares, que todavía siguen en esos países, pudieran verse afectados. Aunque algunos de ellos estuvieron presentes en la oración y se les pudo ver entre el público.
Los organizadores leyeron historias como las de Mabil Haddad, sirio y padre de 5 hijos que tuvo que abandonar su tierra “por falta de seguridad”. “Mi hermano sacerdote fue secuestrado durante dos meses. Nos pidieron un rescate de 120.000 dólares por salvar su vida. Mi familia, con gran esfuerzo, consiguió reunir el dinero a tiempo y se lo entregamos a los secuestradores que prometieron dejarle libre al día siguiente. Sin embargo, horas más tarde, mi hermano fue asesinado. Le mataron y trocearon su cuerpo. A mí me hicieron llegar una parte en una caja: su muñeca con una cruz tatuada. Sé que mi hermano es mártir y cuidará de mí”, aseguraba con fe el refugiado.
Muchos cristianos de Oriente, como esta joven copta,
llevan una cruz tatuada en la muñeca,
signo de compromiso perenne con Cristo
O la de Mireille AlFarah que explicaba cómo “había perdido a su primo directo, el hijo de su madrina, hace dos meses por un mortero”. Los morteros, contaba ella, “son un tipo de bombas que se preparan de una forma artesanal”. Unos proyectiles que lanzan cada día en Damasco en sitios muy concretos: “escuelas, hospitales, iglesias. Saben los horarios de misa… y tiran las bombas a ver a quién matan”, se lamentaba AlFarah.
La concentración concluyó con la lectura de un manifiesto en el que se pidió a nuestras instituciones “más atención ante el sufrimiento de los cristianos de Oriente”. “Que no sea por motivos ideológicos que no reconocemos esta realidad”, defendió Marc Miró, presidente de Cat Jove y encargado de leer la proclama.
Para Miró, “toda vida humana cuenta por igual, toda persona tiene una dignidad inviolable” con lo que cada asesinato “significa un fracaso para la comunidad humana”. “Pero nosotros rezamos y salimos a la calle, no para pedir venganza u odio, sino justicia desde el perdón y la misericordia, porque somos conscientes de que la mayor fuerza transformadora es el amor”, argumentó.
Ningún medio de información generalista estuvo presente en la multitudinaria concentración. Cabe reflexionar sobre las razones por las cuales esos mismos medios prestan una gran atención e incluso maximizan otro tipo de concentraciones de otra índole, aunque sean mucho más minoritarias y, en cambio, olvidan todas aquellas que tienen una perspectiva religiosa. Todo pese a que, según le consta a este diario, fueron avisadas con antelación.
Cat Jove es una organización de jóvenes cristianos vinculada a E-Cristians (www.e-cristians.net), comprometida con el mundo que les rodea y que tiene como objetivo principal que el pensamiento cristiano esté presente en el espacio público.
El acto contó con la colaboración de la AIN, organización pontificia que desde su fundación lleva apoyando a los cristianos perseguidos en todo el mundo.
(Para conocer más y apoyar la última campaña de AIN en ayuda de los cristianos perseguidos de Siria, haz clic aquí)