Durante el encuentro del Papa Francisco con obispos, sacerdotes y religiosos en la catedral de Juba, en Sudán del Sur, se leyeron dos testimonios que recogen la dureza de circunstancias que viven hombres y mujeres de Iglesia con sus pueblo y que emocionaron al Papa Francisco.
Uno de ellos es el de las religiosas Mary Daniel Abut y Regina Roba Luate, asesinadas por bandidos en agosto de 2021. Contó su historia la religiosa Regina Achan.
Sor Mary Daniel Abut y Sor Regina Roba Luate tenían ambas 67 años cuando fueron asesinadas. Los bandidos atacaron su autobús, a 30 km de la capital, cuando regresaban Loa, donde su congregación del Sagrado Corazón tenía una misión. Los bandidos mataron también a dos laicos que las acompañaban, Leon Zozimo y Taban Caesar.
Las dos religiosas habían nacido en Sudán del Sur. De jóvenes, fueron refugiadas en Uganda, y allí encontraron la vocación religiosa. Hicieron juntas su primera profesión el 7 de enero de 1973 en Uganda, y también sus votos perpetuos en 1979. Seguían juntas al cumplir 25 años de profesión religiosa, en Jartum, Sudán del Norte.
Superiora, directora, sacristana...
Sor Mary fue elegida superiora general de su congregación en dos ocasiones, sin dejar de ser sacristana en la iglesia de San Miguel, "lavando, barriendo y limpiando la iglesia con la ayuda de un solo asistente". También fue directora de colegio.
Soñaba con la posibilidad de crear un albergue que generase ingresos para apoyar la escolarización de niñas rescatadas de abusos y de miseria y para apoyar a los orfanatos. Empezó a edificar pero se paralizó por falta de fondos. También quería construir una biblioteca para los alumnos de primaria en Juba. "Esperamos que todo esto se haga realidad en su memoria", anhela Sor Achan.
Enfermera, soñaba con un centro de obstetricia
La otra religiosa, Regina Roba, soñaba con construir un centro de maternidad y obstetricia en Juba. Se había formado como enfermera primero en Kampala (Uganda) y luego en Jartum (Sudán), y "había trabajado como enfermera y funcionaria sanitaria en varias localidades del sur de Sudán". En el momento de su muerte, daba clases y formaba a enfermeras en el Instituto Católico de Formación Sanitaria de Wau".
Las hermanas fueron enterradas en el cementerio de Rejaf, al sur de Juba, acompañadas de una semana de celebraciones funerarias en la diócesis. Hoy hay 218 religiosas profesas de distintas congregaciones en Sudán del Sur.
Retos de la Iglesia: también en Sudán del Norte
Sudán del Norte (de mayoría musulmana y árabe como lengua franca) y Sudán del Sur (de mayoría cristiana y el inglés como lengua franca) son hoy dos países independientes y muy distintos en algunos aspectos. Pero mantienen una única conferencia episcopal y sus obispos afrontan retos compartidos.
De ello habló el sacerdote sudanés Luka Hassan Arnu, de la diócesis de El Obeid, en el centro de Sudán. "A pesar de convivir con la guerra civil y todos los daños consiguientes, la Iglesia nunca ha dejado de desempeñar su papel sacerdotal, profético y pastoral". A través de sus instituciones pastorales, sanitarias y educativas, "la Iglesia coordina y ofrece servicios a su prójimo, a pesar de sus limitados recursos".
Los retos de la Iglesia y la sociedad en ambos países son, dijo, "el ateísmo sistémico, la indiferencia hacia las prácticas religiosas", "los conflictos tribales y los enfrentamientos por la tierra y otros recursos naturales, el hambre, los deficientes servicios sociales debidos a la escasez de alimentos, los altos precios, la falta de trabajo y los salarios inadecuados".
De fondo, dijo, está "la prolongada guerra civil y a la falta de voluntad de nuestros líderes políticos para trabajar juntos por la paz". Pidió a Dios que la visita papal "toque los corazones sudaneses y nos traiga una paz duradera", e invocó la intercesión de la Virgen María, Reina de la Paz, y de Santa Josefina Bakhita, nacida en Sudán, esclavizada y llevada a Italia, donde entró en vida religiosa.
Puede leer un resumen del discurso del Papa aquí.