Francisco se acercó a "Taeahdongsan", un jardín donde se puede pude ver un estatua de la Sagrada Familia rodeada de cientos cruces de madera blancas que representan a los no nacidos, donde oró en silencio, un lugar que los coreanos denominan "cementerio de bebés abortados".
Corea del Sur cuenta con una alta tasa de abortos, y según los últimos datos oficiales publicados, en 2005 se practicaron 340.000 abortos frente a 440.000 nacimientos.
La ley surcoreana del aborto establece supuestos como la violación, incesto, peligro para la salud de la madre o enfermedades hereditarias, y fija el plazo máximo en 24 semanas desde la concepción.
Sin embargo, esta ley se aplica en raras ocasiones, una laxitud que tiene su origen, según expertos, en las políticas para reducir la tasa de fertilidad y combatir la superpoblación implantadas en la década de los años 60 por el Gobierno.
En la tercera jornada de su visita a Corea del Sur, el papa acudió al conocido "Hogar de la Esperanza" de Kkottongnae, un complejo católico donde se atiende a miles de personas con discapacidad.
El pontífice, que llegó en helicóptero desde la capital hasta la localidad de Eumseong, fue recibido por una multitud de personas a las que saludó desde el "papamóvil" blanco sin mampara que ha venido utilizando para sus encuentros con los fieles desde que comenzó el viaje el jueves.
En el trayecto hacia el edificio principal, besó la cabeza de varios bebés desde su vehículo entre ovaciones generalizadas y gritos de "viva papa".
Tras quitarse los zapatos en línea con la tradición coreana, Francisco recorrió el centro donde saludó a algunos de los residentes y sus cuidadores, recibió como regalo un retrato realizado por un niño y bendijo a todos en español.
Creado en 1976 por el padre John Oh, un destacado líder religioso local, Kkottongnae es un extenso complejo donde principalmente se presta atención a los discapacitados, aunque también se da cobijo a bebés abandonados y se ofrece educación y ayuda a alcohólicos.