El hermano Gabino Gorostieta ha sido misionero en la zona de África afectada por el ébola. En estos momentos es el superior de la orden de los hermanos de San Juan de Dios en Pamplona y es el capellán del hospital que tiene la congregación en esta ciudad. Todo un experto de la situación en África Occidental que ha concedido la siguiente entrevista al Diario de Noticias, de la capital navarra.


-Como yo he sido provincial y he sido consejero general, me ha tocado viajar mucho por el mundo entero. En África habré estado unas 13 o 14 veces. Y en Sierra Leona y en Liberia que son dos de las zonas más afectadas de ébola pues he estado muchas veces pero no en estos últimos años.


-No, no, porque de ébola parece que hubo un pequeño brote en los años ochenta y cinco, y desapareció pronto. No tuvo ninguna repercusión en comparación con lo que hay ahora.


-La orden tiene dos hospitales, uno en Sierra Leona y otro en Liberia, que están bajo la orden hospitalaria San Juan de Dios y concretamente hasta hace unos años dirigidos por la dirección de España. Se dedican a todo tipo de enfermedades y de cirugía dentro de lo que se puede hacer en África. Además siempre hemos tenido conexión con alguna ciudad, entonces se suelen hacer desplazamientos a Lunsar (Sierra Leona), desde el hospital de Barcelona para hacer intervenciones especiales que las preparan, etcétera. El de Liberia es el hospital más técnico y podría decir más desarrollado de todo el África occidental, porque en Liberia no había más que otro hospital público llamado Kennedy que creo que es a donde están llevando un poco almacenadamente a estos enfermos de ébola. Además parece que la mayoría de gente no quiere ir o se escapan porque tienen ritos para no desprenderse del cuerpo, cosas muy misteriosas para nosotros.


-Bueno, es que la cuestión sanitaria siempre ha sido muy débil, los hospitales están trabajando como pueden. Hasta hace unos años los médicos, incluso algo de personal de enfermería profesionalizado, era europeo. Pero últimamente hay algún empleado europeo, americano o filipino pero ya hay bastantes médicos nativos.

Las estructuras de los hospitales no tienen que ver nada con lo nuestro, yo creo que mucha gente de aquí preferiría morir en la calle antes que entrar a muchos hospitales que hay en África. La mayoría de la gente que es del ‘bosque’ están siempre con las medicinas alternativas, que no son como las de Europa, las medicinas que hay allí son de mago, de los ‘demonios’ que parece que existen en todas las personas. Uno va allí y no tiene nada que ver la vida y los hospitales y los centros con lo que estamos viendo en Europa.

Otro handicap enorme que estamos viendo es que el 90% de gente que es muy pobre no tiene ninguna seguridad social y entonces tienen que pagar algo porque de lo contrario los hospitales no pueden vivir, no tienen apoyos del Estado, si tienen algo es simplemente apoyos simbólicos. Y de ahí que muchas veces se les ayude constantemente con medicamentos y dinero desde las ONG o desde las congregaciones religiosas. En el año 67, cuando aquí ya estaba la Seguridad Social extendida desde los 40, y nos escandalizaba el cobrarse, pero si no ¿cómo se puede mantener?


-Sí, sigue siendo un gran problema, que crea mucho miedo y mucho misterio en Europa. También la gente entendida a nivel médico me decían que las medidas tan inmensas que han puesto para que no haya contagio, que vienen orientados desde la OMS, son muy exagerados. Hay que hacerlos pero son muy exagerados, la enfermedad esta no se transmite por el aire.


-Ha intervenido mucha gente, por lo menos cuatro Ministerios, también se ha movido algún político. La acogida desde el Ministerio fue rápida pero después hubo alguna dificultad por eso se ha alargado un par de días le expatriación. También ahí ponían dificultades a la hora de salir los enfermos del hospital, sobre todo por seguridad, para garantizar que no se infectaran los demás. En el aeropuerto esperaron a la ambulancia con los dos enfermos, pero por burocracia tuvieron que estar esperando tres o cuatro horas. Aquí también hubo una serie de negociaciones porque Miguel Pajares quería a toda costa que las otras dos o tres personas que están también con el ébola fuesen repatriadas a España, pero parece que eso no se ha podido conseguir.


-Me he quedado bastante extrañado respecto a esto. Porque ha habido situaciones similares como hace unos años, cuando en el cuerno de África unos pescadores eran asaltados. En ese caso hubo repatriaciones por parte del Estado y yo creo que ellos mismos se hicieron cargo de los gastos. Yo pienso que una persona que está fuera y que tiene que ser exiliado por un acontecimiento que no depende exclusivamente de él, a mí me parece que debería asumirlo el Estado.