El enfrentamiento entre el gobierno de Camerún y los separatistas anglófonos de las regiones Nor-Oeste y Sur-Oeste parece ir a más a medida que se acercan las elecciones de octubre, en las que el actual presidente, Paul Biya, de 85 años y en el poder desde 1982, aspira a renovar su mandato.
Desde las regiones anglófonas se acusa al ejército de asesinatos, secuestros y torturas, y desde el ejecutivo se acusa a la parte contraria de actos similares llevados a cabo por grupos terroristas.
La Iglesia parece la única institución capaz de mediar en país donde dos tercios de la población son cristianos, y que un conflicto exacerbado desde hace dos años. Pero también ella está dividida.
El pasado 7 de agosto, la conferencia episcopal, por medio de su presidente y arzobispo de Douala, Samuel Kleda, dio a conocer un nuevo comunicado llamando a poner fin a "una guerra civil inútil e insensata": "¡Pongamos fin a todas las formas de violencia y dejemos de matarnos entre nosotros! Todos somos hermanos y hermanas. Volvamos a la vía del diálogo, de la reconciliación, de la justicia y de la paz".
La situación especial de las regiones Nor-Oeste y Sur-Oeste, de mayoría anglófona en un conjunto del país de mayoría francófona, se remonta a la época colonial. Llegaron a tener administraciones diferentes, pero se unificaron en 1961, con la independencia. Desde entonces su articulación territorial ha sido un problema, que estalló en 2016 con gran violencia y al que no son ajenas sus riquezas naturales (petróleo) y las respectivas áreas de influencia de Francia y el Reino Unido. Mapa: The Economist.
También condenaron firmemente y pidieron una investigación sobre la muerte del sacerdote Alexander Nougi Sob, párroco de la iglesia del Sagrado Corazón en Bomaka (Sur-Oeste), caído en un fuego cruzado entre fuerzas gubernamentales y separatistas en la localidad de Muyuka.
Pero los obispos anglófonos consideran que la conferencia episcopal, de mayoría francófona, no está siendo imparcial, a pesar de que también ha tomado sus distancias respecto al gobierno de la capital Yaundé, en particular con la sugerencia de monseñor Kleda de que Biya no debería repetir como candidato. Pero los medios afines al gobierno consideran que el comunicado respalda su posición.
Dentro de esta escalada en las respectivas posiciones, un misionero en zona anglófona hablaba este jueves en L'Avvenire de "genocidio", y en este mismo sentido se pronunciaba el día 8 el obispo de Kumbo, George Nkuo, en una carta a sus diocesanos donde describía los sufrimientos del pueblo "desde el comienzo de la Crisis Anglófona a finales de 2016", penalidades de "oscuridad e incertidumbre" que atribuye sobre todo a las acciones u omisiones del gobierno, pero también a las respuestas que pagan con la misma moneda.
"Somos fácilmente vulnerables a la tentación de responder al odio con odio, a la violencia con la violencia", afirma. Y añade: "Pero estamos llamados a rezar por quienes nos persiguen, porque quienes más necesitan de la misericordia de Dios no son solo las almas de las víctimas de esta crisis, sino incluso los culpables y ejecutores de sus muertes".
Monseñor Nkuo afirma que la solución es "volverse a Dios", y por eso hace un llamamiento: "Os pido que intensifiquéis la Adoración al Santísimo Sacramento, así como la contemplación del misterio de la muerte y resurrección de Cristo en la devoción al Rosario a su Santísima Madre".
Por tanto, instituye que cada jueves haya en todas las iglesias, centros eucarísticos y capillas Adoración Perpetua y rezo del Rosario: "Que la exposición se haga por la mañana y la reposición por la noche, tomando las medidas de seguridad necesarias". Y pide a todos los sacerdotes, religiosos y laicos que dediquen cada jueves una hora a rezar ante el Santísimo por la intención de la paz.