El padre Januario Rebello, responsable de esos camposantos en la capital india, explica a Efe que la mayor parte de los cristianos son católicos, unos 150.000, en una metrópoli que supera los 20 millones de habitantes.
Nueva Delhi cuenta con seis cementerios cristianos que dejaron los británicos cuando la India se independizó en 1947 y que pasaron inicialmente a depender del Gobierno indio hasta que trasfirió su gestión a un comité.
"Los seis están llenos y el Gobierno nos ha dado unos cinco acres de terreno", algo más de 20.000 metros cuadrados, donde en un futuro "irá toda la gente que quiera ser enterrada", relata Rebello, responsable de este comité cristiano.
Aunque además existen pequeños camposantos que pertenecen a la Iglesia católica pero su gestión es privada, "también están a punto de llenarse y los católicos de Delhi no están muy por la labor de la cremación", práctica común entre los hindúes, reconoce el religioso.
"La Iglesia está animando a la gente a que opte por la incineración, porque en cinco de los seis cementerios tenemos pequeños espacios para depositar las cenizas, mientras que para enterramientos ya no hay espacio", subraya.
Januario Rebello añade que "la gente va entrando lentamente en la cremación y además tenemos la alternativa de los nichos: a los siete años del enterramiento, se exhuman los restos mortales y se trasladan a un nicho, dejando espacio en la tumba para una persona de la misma familia".
En espera de que se habilite el nuevo lugar de enterramiento cedido por el Gobierno, los cementerios de Nueva Delhi representan un remanso de paz en una de las mayores urbes del mundo, ajenos al tráfico ruidoso y al trajín de gente que caracteriza la ciudad.
Una tranquilidad que se respira en el cementerio cristiano de York, cerca del centro de la ciudad, donde un par de empleados, que incluso viven en este lugar sagrado, mantienen impecables las tumbas, muchas de ellas de extranjeros que echaron raíces hasta el punto de descansar para siempre en tierra india.
La imagen es menos bucólica en el caso de Paharganj, en plena parte vieja de la capital, otro oasis de sosiego comparado con el bullicio constante de la zona en que se encuentra, pero con un aspecto menos cuidado que York.
Una chica cristiana, Susan, explica a Efe en Paharganj que "la gente con dinero normalmente reserva el espacio, pero no sé qué sucede con los que no tienen, porque no hay sitio" en estos lugares que comparten católicos, protestantes y otros cristianos.
"Es mejor reservar por adelantado, porque cuando mi abuelo murió, mi abuela había reservado el espacio; mi padre falleció recientemente y mi madre tenía un lugar disponible" en este camposanto, comenta.
Unos 24 millones de cristianos viven en el gigante asiático, apenas el 2,3 por ciento de los habitantes del segundo país más poblado del mundo, especialmente en estados del noreste y del sur o en ciudades cosmopolitas como Nueva Delhi.
Las últimas estadísticas del Gobierno indio, de 2011, reflejan que más del 80 % de la población, unos 827 millones de personas, es hindú y el 13,4 % musulmana, cerca de 138 millones, con lo que el cristianismo es la tercera religión, por delante del sijismo, con el 1,9 % y alrededor de 19 millones de creyentes.