El gobierno central chino "advirtió" a las Organizaciones religiosas que obran en el País que no "deben forzar" a los niños que tuenen en custodia a convertirse o adoptar la fe de los administradores, pena la "clausura y un proceso legal".
La advertencia llegó bajo la forma de una directiva, firmada por el ministerio de los Asuntos civiles y por la Administración estatal para los Asuntos religiosos: "Los grupos religiosos que trabajan con niños huérfanos o en graves condiciones no deben imponer el credo de ellos a los niños".
Para "planificar" las actividades de estas realidades, además, Beijing impuso la aprobación de un funcionario gubernamental- de nivel superior al del condado- para obtener la autorización para dirigir un orfelinato. La norma entró en vigor el 30 de abril de 2014, pero se hizo público, recién el pasado 5 de mayo.
Según una encuesta nacional, en China hay 870 orfelinatos no estatales: de éstos 583 son dirigidos por grupos religiosos. Las estadísticas muestran además que hay 463 orfelinatos estatales en el país, que dan alojamiento a 85 mil niños; pero el total de niños abandonados son "al menos 570.000".
Zhang Liu, analista del Instituto de investigación sobre la filantropía china, dice: "El gobierno debería dar aliento a los particulares y a las Ong para comprometerse en favor de los huérfanos. Sin embargo las últimas directivas restringen este compromiso".
Huang Wenjian, presidente de la Asociación islámica china para la caridad, agrega: "Si una persona cualquiera, de cualquier religión, adopta a un niño abandonado quiere que el niño siga su religión. Esto es normal, considera que su credo es justo y va en bien del propio niño".
Una fuente católica de AsiaNews, que trabaja en el ramo de las Ong, comenta. "Como tantas otras veces, se trata de disposiciones de buen sentido; depende pero de cómo esas sean aplicadas. De hecho estamos todos de acuerdo que los huérfanos no pueden ser obligados a seguir la religión de quien dirige el orfelinato o la casa de acogida en la cual se encuentran. Por otro lado, no sería justo impedir por ejemplo que en un orfelinato dirigido por cristianos se enseñe a los niños a rezar y a hacer la señal de la cruz".
En lo que se refiere a la necesidad de la aprobación gubernamental para dirigir estos institutos "también aquí no habría nada que objetar, al menos sobre el papel. Pero se trata de ver cómo se comportarán los funcionarios gubernamentales, o sea si en un modo justo y según las leyes o arbitrariamente".