Julián Carrón ha sido reelegido este sábado presidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación (CL), con un solo voto en blanco, para los próximos seis años.

De este modo, el sacerdote español ha asumido un tercer periodo de gobierno.


Así ha dado la noticia el propio Carrón, con una carta a todos los miembros del movimiento.

"El pasado sábado 29 de marzo se reunió en Milán la Diaconía de la Fraternidad con el objetivo principal de elegir a su presidente, al haber trascurrido el periodo de seis años previsto por los Estatutos", explica.

"Tenía una preocupación que expresé enseguida a los miembros de la Diaconía: que no fuese una elección formal, sino la ocasión para tomar el pulso a la situación del movimiento, después de los desafíos que hemos afrontado en estos años", añade.

"Todos ellos habían visto el recorrido que yo había propuesto como respuesta a tales desafíos, en el intento de aprovechar todo lo que sucedía para nuestra maduración, siguiendo el camino y el método sugeridos por el carisma", prosigue.

"De igual modo, puse de manifiesto que era bien consciente de que yo no soy el depositario del carisma. Y el hecho de haber sido indicado por don Giussani para guiar el movimiento no es un aval de todo lo que hago. Por ello, teniendo delante todo el camino recorrido, los miembros de la Diaconía contaban con los elementos para evaluar la pertinencia de la propuesta a las exigencias de la vida, y al mismo tiempo, con los datos necesarios para juzgar la fidelidad de la propuesta misma al carisma recibido", destaca.

"Para facilitar una discusión libre, aclaré enseguida que nadie tenía que sentirse en deuda conmigo, ni siquiera los que habían sido indicados por mí para participar en la Diaconía. A la hora de buscar a la persona más adecuada para guiarnos, la única preocupación tenía que ser el bien del movimiento", asegura.

"La única actitud necesaria para desempeñar esta tarea era obedecer al Misterio a la hora de identificar a la persona más adecuada para llevar adelante nuestra historia, para que podamos responder de forma cada vez menos inadecuada a la petición del papa Francisco de ser testigos de lo esencial en todas las periferias existenciales", señala.



Julián Carrón con el Papa Francisco

"La Diaconía decidió reelegirme, lo que yo he aceptado por gratitud hacia la historia que me ha generado y sigue generándome junto a vosotros, y por el deseo de seguir viviendo la apasionante aventura de estos años", reconoce.

"Os invito, en esta nueva etapa de nuestra historia, a renovar el deseo de caminar juntos hacia el destino, Cristo que nos ha conquistado, para llegar a ser cada vez más hijos de don Giussani", concluye el sacerdote español.


La Fraternidad de CL es una asociación universal de fieles reconocida durante los años ochenta: el primer reconocimiento oficial data del 11 de julio de 1980 y lleva la firma de monseñor Matronola, abad de Montecassino. Más tarde llegará el del Consejo Pontificio para los Laicos el 11 de febrero de 1982. Se trata de adultos que libremente se comprometen a vivir el seguimiento de Cristo y de la Iglesia según el método transmitido por el fundador, el sacerdote italiano Luigi Giussani.

Presidida por don Giussani hasta el momento de su muerte, la Fraternidad está actualmente guiada por don Julián Carrón, elegido presidente el 19 de marzo de 2005 por la Diaconía Central como sucesor del fundador; el 8 de marzo de 2008, habiendo llegado a término su mandato, la Diaconía Central volvió a confirmar su nombramiento como presidente de la Fraternidad para los siguientes seis años, y el pasado 29 de marzo ha vuelto a ser ratificado en el cargo.

Hoy la Fraternidad reúne en sus grupos –difundidos por todos los continentes– a casi 60.000 adultos, comprometidos en el camino a la santidad, reconocida como fin de la existencia y de la amistad recíproca.

La adhesión a la Fraternidad prevé una regla esencial de ascesis personal: momentos diarios de oración, la participación en los encuentros de formación espiritual, entre los que se encuentran los Ejercicios Espirituales, los retiros, y el compromiso del sostenimiento, también económico, de las iniciativas de caridad, misión y cultura promovidas o sostenidas por la misma Fraternidad.