En Orissa, en la India, el fallo judicial que consagra la impunidad de la mayoría de los violadores de la monja católica Meena Barwa "muestra la colusión entre los extremistas hindúes y el Estado", según afirma a AsiaNews Sajan George, presidente del Global Council of Indian Christians (Gcic).
De los nueve acusados , el tribunal condenó a sólo tres personas, absolviendo a los otros seis.
"Minimizar este tipo de violencia viola toda garantía constitucional", protesta Sajan George.
El veredicto del tribunal de Cuttack, según el portavoz del Consejo de Cristianos de la India (un organismo que inclue a católicos y protestantes en la defensa de su libertad religiosa) muestra claramente "la complicidad y el apoyo de los funcionarios públicos a la violencia deliberada por parte de fundamentalistas hindúes".
La hermana Meena Barwa fue violada y humillada por una docena de personas durante los pogromos de violencia anticristiana de Kandhamal (Orissa) en 2008.
Nueve hombres fueron juzgados por la violencia cometida por motivos religiosos, sin embargo, sólo se ha condenado a tres de ellos, dando la completa absolución los otros seis.
Una décima persona identificado por la víctima, nunca fue detenida.
"Estamos conmocionados y consternados por el veredicto pronunciado por el tribunal del distrito de Cuttack - dijo Sajan George - sobre un acto criminal e inhumano. La monja fue atacada, violada y arrastrada desnuda por las calles del distrito de Kandhamal, expuesto al escarnio público. Incluso entonces lo que pasó conmocionó la conciencia de toda la nación, y casi todos los periódicos lo han tratado".
En este sentido, dice el presidente del GCIC, "la sentencia demuestra que la complicidad cubre aquí todo el aparato judicial: La investigación, la documentación, la acusación y procedimientos de las agencias del gobierno han fracasado espectacularmente en brindar el apoyo institucional necesario a las víctimas".
Según Sajan George el caso "indica claramente un perjuicio institucional contra la comunidad cristiana. Minimizar la violencia sexual contra las mujeres es un deliberado incumplimiento del propio deber, que viola todas las garantías consagradas en la Constitución".
El caso de Meena Barwa estremeció a la India por sus detalles, pero edifició a los cristianos por su testimonio de entereza y perdón cristiano. El tío de Meena es el obispo John Barwa, de Rourkela: una pequeña diócesis donde la mayoría de los católicos son de etnias tribales, como Meena y el obispo.
Sor Meena Barwa, de la orden religiosa de las Servidoras, desarrollaba su misión en el centro pastoral Divyajyoti en Knuagaon, en el distrito de Kandhamal, junto a un sacerdote, el padre Thomas Chellan.
El 25 de agosto de 2008, junto al sacerdote con el que trabajaba en el centro, fue agarrada, golpeada, desnudada y obligada a pasearse por la aldea.
En un cierto momento, los fundamentalistas querían incluso quemarla viva junto al sacerdote.
En cambio, la violaron.
Sólo al final, en la noche, mientras seguían siendo injuriados y maltratados, fueron liberados por la policía.
La religiosa, explicó su tío en los años posteriores a la violación, «crece y se refuerza diariamente, nutrida por la adoración eucarística, por la misa y el rosario. Ciertamente, hay raros momentos en los que cede a un sentimiento de opresión, cansancio y dolor; pero gracias a la oración de toda la Iglesia tribal, se hace fuerte y supera estas crisis».
«Sor Meena está realizando los estudios de su carrera académica, asiste normalmente a la universidad (donde nadie sabe quién es) y viaja normalmente en transporte público», añadía el obispo como ejemplo de superación vital de un trauma terrible.
Esto causa preocupación por su seguridad: «Para mí, para nuestra gente y para la Iglesia de Orissa, ella es el testimonio de la victoria de la Luz sobre la oscuridad».
Cierto, añade, «todos aquellos que se cubren de oscuridad no quieren que la luz y la verdad puedan vencer. Por eso estoy preocupado, y por eso debemos defenderla, sin desvelar dónde se encuentra, para preservar su luz».
El testimonio de la religiosa deriva también de sus orígenes familiares tribales. Como explica el obispo, «venimos de una familia rural: mi casa estaba en la jungla. Y justo de esta familia muy corriente, Dios ha elegido a sor Meena para ser su instrumento. La fuerza, el valor y el testimonio de la religiosa me animan a trabajar y servir a la Iglesia, aunque a veces me siento triste y siento dolor. Nosotros debemos todo a los misioneros: nos han sacado de la jungla y ayudado a descubrir lo divino. Dios tiene un plan para sor Meena y nada puede detener el avance de su proyecto».
Por lo que respecta a la cercanía del proceso, monseñor Barwa explica: «He pedido directamente a sor Meena si se sentía asustada o con ira, pero me respondió que no. Busca justicia no sólo para sí sino también para nuestro pueblo; pero no tiene ira».
Esta es la justicia que ahora los tribunales han negado a los cristianos de Orissa, encarnados en esta mujer horriblemente maltratada.