En su viaje a Tierra Santa (programado del 24 al 26 de mayo) que se realiza 50 años después de la histórica visita de Pablo VI, el Papa Francisco podría utilizar el Cadillac que fue usado por el entonces Papa Montini.

La idea fue del Patriarcado de los católicos maronitas que la propuso, según fuentes de Bkerke, al patriarca latino de Jerusalén, Twal Fouad.

No se sabe aún qué responderá la organización del viaje o el Papa (famoso por su uso de coches pequeños o incluso de autobuses y otros transportes colectivos) pero el histórico automóvil está en buen estado y va a ser revisado en un taller especializado libanés.


En tiempos de la visita de Pablo VI, en enero de 1964, el coche fue ofrecido por el rey de Jordania, Hussein. El soberano, consciente de la importancia simbólica de un coche usado por el jefe de la Iglesia universal, decidió al finalizar la peregrinación papal, ofrecerla al patriarcado maronita que representaba, a sus ojos, la mayor comunidad católica de Oriente.

El entonces nuncio, Edmond Farhat, cuenta que el "Patriarcado maronita apreció grandemente el gesto del rey y recibió con gratitud el automóvil. El patriarca Méouchi la usaba con cuidado y el automóvil fue cuidado amorosamente".

Después de 50 años-prosigue el nuncio- está aún en buen estado, en la sede patriarcal maronita. Si bien en estos tiempos los patriarcas lo usaron, está en buen estado, y siempre en condiciones excelentes".

Hubo un momento, se supo, en el que se lo quiso vender como automóvil de colección, pero el patriarca Rai, y se entiende, se opuso. Se lo conservó con mucho cuidado, los maronitas lo conservan vivo en recuerdo de la visita de Pablo VI y la dimensión histórica y espiritual que esa tuvo para el Medio Oriente.


Fue en esa ocasión en la cual el líder ortodoxo griego, el Patriarca Atenágoras de Constantinopla y el Papa Pablo VI se intercambiaron el abrazo de la paz, un acontecimiento ecuménico del cual aún ahora duran el recuerdo y las consecuencias.



Aquel encuentro habría conducido a la declaración común del Papa y de Atenágoras, con la cual se quitaron las recíprocas excomuniones de 1054.

Para la historia "menor", se cuenta que el rey Hussein de Jordania recibió al Papa "con realeza", como se debía, y que como era piloto experto, en signo de bienvenida el rey se exhibió personalmente con acrobacias aéreas.

El viaje de Pablo VI en Palestina-dice aún mons. Farhat- abrió horizontes que nadie podía imaginar. Y el automóvil, principal instrumento de sus desplazamientos- el Papa fue a Nazaret y Belén- y permaneció en la memoria viviente y el recuerdo material del movimiento espiritual que estaba comenzando".

"A 50 años de entonces, la situación histórica cambió. Jerusalén y Cisjordania, están desde 1967 bajo control israelí y después del atentado de 1981 contra el Papa Juan Pablo II los autos blindados han tomado el lugar de las limusinas, pero la sed de paz permaneció la misma. Yendo a Tierra Santa como sucesor de Pablo VI, el Papa Francisco relanzará el relanzamiento imprimido por el papa Montini a las relaciones ecuménicas y a la búsqueda de una unidad más indispensable que nunca. Que hermoso signo de continuidad sería el uso, 50 años después de un Cadillac de gran valor histórico y simbólico. Y qué alegría para la Iglesia maronita el ser custodia fiel y vigilante del pasado y el portador dinámico de un futuro tan precioso".