Más de 150 fotografías históricas recogidas en 20 paneles ilustrados, 3 mapas, 12 testimonios de supervivientes, y una serie de documentos para describir el papel de la Iglesia Apostólica Armenia ante el Genocidio Armenio: este es el objetivo de una muestra que se puede visitar online en el sitio web www.armenian-genocide.org, creada en vista del centenario del genocidio armenio con la contribución del Armenian National Institute, del Armenian Genocide Museum of America y del Armenian Assembly of America en colaboración con el Katholikosato armenio apostólico de Echmiadzin.
La exposición online, titulada “El primer refugio y la última defensa: la Iglesia Armenia, Echmiadzin y el Genocidio Armenio” (aquí en PDF en inglés) documenta el papel desempeñado por el clero armenio en ese momento trágico de la historia y, en particular, las intervenciones del entonces Katholikós Gevorg V Sureniants para alertar las conciencias y a los líderes de la comunidad internacional sobre las masacres que estaba cometiendo el régimen de los Jóvenes Turcos.
A distancia de un siglo, precisamente las intervenciones de los líderes de la Iglesia armenia se configuran como una alarma previa al genocidio inminente.
En la exposición están bien documentadas las iniciativas de socorro llevadas a cabo en el territorio armenio y ruso en favor de aquellos que trataron de escapar huyendo del genocidio por la Turquía otomana.
Aunque hubo matanzas antes, en 1894 y en 1909, el gran genocidio se dio en 1915. El comandante alemán Carl F. Endres, que sirvió en el ejército turco en esos años, estimó el número de bajas armenias en 1,2 millones. Es una especie de cifra de consenso. Incluso los turcos más negacionistas tienen que admitir al menos medio millón de víctimas, que intentan remitir a enfermedades y hambrunas ligadas a la Primera Guerra Mundial. Pero fuera de Turquía, nadie lo cree.
En Erevan, la capital armenia, el Estado mantiene un Museo del Genocidio Armenio (www.genocide-museum.am, con web en inglés, francés, turco, ruso y armenio) inaugurado en 1995, al conmemorar los 80 años del inicio de las masacres.