Pero también cinco testimonios, contados este año por Tempi.it, de fe luminosa, resumible en las últimas palabras pronunciadas en vida por el sirio Sarkis antes de ser asesinado por quien quería que se convirtiera al islam: «Soy cristiano y si queréis matarme por eso, hacedlo».
Rimsha Masih estaba jugando como todos los días en la calle, delante de su casa, en la aldea de Mehrabadi, a las puertas de la capital pakistaní Islamabad, cuando unos cuantos vecinos la acusaron de blasfemia por haber quemado 10 páginas de un libro islámico, el Noorani Qaida, usado para aprender las bases del árabe y el Corán. Era el 16 de agosto de 2012 y la cristiana tenía 14 años. Analfabeta y minusválida mental, no podía imaginar que el día después una multitud de extremistas islámicos atacaría a su familia y al barrio cristiano obligando a huir a 300 familias.
Arrestada por la policía y encerrada en la cárcel de menores de Rawalpindi, la joven cristiana, como prevé la ley sobre la blasfemia, corría el riesgo de ser condenada a muerte. Pero por primera vez en la historia de Pakistán, la historia tuvo un final distinto. En lugar de ser asesinada antes del final del proceso, Rimsha fue juzgada y absuelta de todos los cargos.
Además, su acusador ha sido condenado por haber fabricado las pruebas y la comunidad musulmana se ha puesto de parte de la joven cristiana. El 15 de enero de 2013 el Tribunal Supremo de Pakistán reconoció definitivamente la inocencia de Rimsha, demostrando a todo el país el modo instrumental de utilización contra los cristianos de la ley sobre la blasfemia. Hoy Rimsha vive con su familia en Canadá, porque en Pakistán su vida estaría en peligro a diario.
«Soy cristiano y si queréis matarme por eso, hacedlo». Son las últimas palabras pronunciadas por Sarkis el Zakhmn antes de ser asesinado por terroristas vinculados a Al Qaeda de Jabhat al Nusra. Sarkis ha sido asesinado in odium fidei junto a Mikhael Taalab y Antoun Taalab, en Malula (Siria), y la Iglesia ha pedido su canonización por martirio.
El pasado 4 de septiembre, los terroristas islámicos que desde hace casi tres años combaten contra el régimen de Bashar Al Assad conquistaron la aldea de Malula, encastrada entre dos colosos de roca y considerada la cuna de la cristiandad siria porque, entre otras razones, sus habitantes hablan aún un “dialecto siriaco” muy similar, si no idéntico, al dialecto arameo que hablaban Jesús y los primeros cristianos.
Sarkis se despertó, como toda la ciudad, por la mañana debido a los disparos y a las voces de los islamistas que gritaban «Allahu Akbar [Dios es el más grande]». Los terroristas habían derribado la puerta de su casa y habían gritado: «Salid y manteneos en calma». Sarkis, junto a Mikhael y Antoun, salió e hizo su profesión de fe antes de ser asesinado como muchos otros cristianos en toda Siria a sangre fría por los rebeldes, que después entraron en su casa disparando y lanzando una bomba de mano.
La hermana de Antoun consiguió salvarse y recuperó los cuerpos de los tres católicos, a cuyo funeral en la catedral greco-católica de Damasco participaron centenares de personas: «Un viacrucis inmenso».
El 7 de julio de 2013 tenía que ser un día de fiesta para Tadeo Ma Daqin. El joven sacerdote, de hecho, había sido consagrado obispo auxiliar de Shanghai. Pero durante la homilía, Ma decidió anunciar ante todos los fieles que abandonaba la Asociación Patriótica, un sucedáneo de la Iglesia católica creada por el partido comunista chino en oposición al Papa y a Roma.
Estas son las palabras que le han costado a monseñor Ma el inicio de un calvario que aún dura: «Con esta ordenación, yo consagro mi corazón y mi alma al ministerio episcopal y a la evangelización. Quiero dedicarme a asistir al obispo [Jin Luxian, que en ese momento tenía 96 años, ya fallecido, NdR] y por este motivo hay algunas posiciones que mantengo y que resultarían inconvenientes, por lo que a partir de ahora ya no seré miembro nunca más de la Asociación Patriótica».
Al final de la ordenación, la policía esperaba al obispo fuera de la iglesia: lo arrestaron y lo llevaron al monasterio de Sheshan «para descansar». Para castigarlo por haberse opuesto al partido, la policía le ha quitado la posibilidad de salir en público y de celebrar misa durante dos años. Por último, le han revocado el título de obispo que, sin embargo, sigue siendo válido para la Iglesia católica.
El sábado 27 de abril Jin Luxian falleció y monseñor Ma se convirtió en el obispo legítimo de Shanghai, pero el partido comunista aún lo tiene encarcelado «para participar a unos “cursos de estudio”» porque él no ha querido renegar del Papa, como tampoco lo han hecho centenares de otros sacerdotes chinos. Desde entonces las escasas noticias que se tienen sobre él se limitan a algún artículo sobre la naturaleza publicado en su blog en internet.
Franck Talleu es francés y como en otros países europeos, tampoco en Francia existe la persecución violenta a los cristianos; pero sí existe de una manera más sutil, que quiere impedirles que intervengan y se expresen públicamente en la sociedad. Al contrario de otros casos citados, Franck no ha sido amenazado de muerte ni ha sido encarcelado. Bueno, no durante mucho tiempo, al menos.
El director de la Enseñanza católica en Soissons, Laon y Saint-Quentin, aprovechando un bonito día, el pasado 1 de abril fue con su esposa y sus seis hijos a hacer un picnic de Pascua en los jardines de Luxemburgo. En abril, la sociedad francesa se hallaba en pleno debate sobre el matrimonio homosexual, posteriormente aprobado por el gobierno Hollande, y Franck llevaba la sudadera de la Manif pour tous que representa, sin eslogan de ningún tipo, a un hombre, una mujer y dos niños, todos unidos cogidos de la mano.
Los policías que protegen el Senado, situado cerca de los jardines, se acercaron a Franck y le impusieron que o se quitaba la sudadera o la cubría «porque era contraria a las buenas costumbres». «Yo pedí explicaciones, diciendo que no era mi intención provocar a nadie, también porque no veía nada de chocante o provocativo en el símbolo – declaró Franck en una entrevista a Tempi.it. Entonces el tono se elevó, los policías dijeron que redactarían un parte verbal y yo respondí que no tenían derecho a redactar un verbal porque yo llevara puesta una sudadera. Entonces me pidieron que les acompañara al cuartel de la policía, situado en medio de los jardines, y me multaron».
Franck permaneció algunas horas en el cuartel y sólo fue liberado cuando le obligaron a quitarse la sudadera. Como ha atestiguado él el primero, «quien resalta el fundamento natural de la familia, afirmando un modelo preferencial de familia, en Francia corre el riesgo de crear problemas, porque hay quien quiere que todos los modos de formar una pareja sean puestos al mismo nivel». Franck ha sido el primero, pero muchos han sido encarcelados, incluso durante más de 15 horas, por haber sostenido que la familia está formada por un hombre y una mujer.
Asia Bibi está en la cárcel desde hace 1.649 días. También ella cristiana, también ella pakistaní, también ella acusada de blasfema como Rimsha. Esta madre de 49 años es culpable de haber bebido en junio de 2009 en la misma taza de una musulmana y de haber rechazado la conversión al islam, pidiendo a las mujeres musulmanas que están con ella si Mahoma habría hecho por ellas lo mismo que ha hecho Jesús, morir en la cruz.
Por esto, en septiembre de 2010 Asia Bibi fue condenada a muerte y hoy espera aún el proceso de apelación en la cárcel femenina de Multan, a muchas horas de distancia de su casa. Una ONG que sigue su situación judicial ha dado a conocer estas palabras pronunciadas por Asia en junio de 2013: «He sacrificado mi vida para seguir a Jesucristo. Creo en Dios y en su gran amor, y estoy orgullosa de sacrificarme y pasar mi vida en prisión, como cristiana, antes que convertirme a otra religión a cambio de la libertad».
Asia Bibi, hoy, podría estar fuera de la cárcel absuelta de todas las acusaciones. Lo ha escrito ella misma en una carta, dando ulterior testimonio de su coraje y de su fe: «Un juez, el honorable Naveed Iqbal, entró un día en mi celda y tras haberme condenado a una muerte horrible, me ofreció revocar la sentencia si me convertía al islam. Le di las gracias de corazón por su propuesta, pero le respondí con absoluta honestidad que prefiero morir como cristiana que salir de la cárcel como musulmana. “He sido condenada porque soy cristiana – le dije–. Creo en Dios y en su gran amor. Si usted me condena a muerte porque amo a Dios, estaré orgullosa de sacrificar mi vida por Él”».