La voluntad de llevar adelante el diálogo con la "Iglesia hermana" de Roma y la convicción de que con el Papa Francisco eso tendrá "una nueva linfa", fueron palabras expresadas por el Patriarca Bartolomé en ocasión del festejo solemne, según el rito griego bizantino de San Andrés Apóstol, patrono de Patriarcado ecuménico de Constantinopla.
Como es ya tradición, también este año estuvo presente la delegación de la Santa Sede, en representación del Papa Francisco, compuesta por el cardenal Kurt Koch, presidente de la Comisión para la Unidad de los cristianos, por el obispo Brian Farell, secretario de la misma y por monseñor Andrea Palmieri, sub-secretario. Antes de la reunión, una delegación del Vaticano visitó la Escuela Teológica de Halki (Estambul).
En su homilía el patriarca ecuménico Bartolomé, recordó que durante su larga vida, llena también de tantos sufrimientos y de persecuciones, la Iglesia de Constantinopla logró mantener la propia fe y el propio testimonio, difundiendo el mensaje de nuestro Señor Jesucristo a lo largo y a lo ancho de toda nuestra tierra.
Es necesario sostener con fervor, continuó Bartolomé, el "diálogo de amor" entre las dos Iglesias hermanas, asumiendo comunes iniciativas para exaltar la misión de la Iglesia que luego de la elección de nuestro hermano en Cristo tendrá una nueva linfa. "Convicción y voluntad que hemos querido expresar al Santo Padre Francisco el día de su asunción".
"Nos pone realmente tristes el tener que constatar que no hemos llegado todavía a nuestra plena comunión, causa de tantos males entre nosotros cristianos". Y no dejó de indicar entre las causas de la no plena comunión, aquellas "franjas" que en la historia de la Iglesia cristiana se consideraban portadores de la verdad, reduciendo en sustancia el diálogo a un monólogo. Y también hoy están aquellos que se inventan obstáculos procesuales para poder disminuir el diálogo de amor entre las dos Iglesias.
Justo por esto, subrayó Bartolomé, es importante la decisión tomada durante nuestro encuentro inmediatamente después de su asunción con el Papa Francisco, llamado a suceder al sabio Papa Benedicto, de encontrarnos en la primavera de 2014 en Jerusalén, en el cincuentenario del histórico abrazo entre Pablo VI y el Patriarca ecuménico Atenágoras, los cuales con ese gesto quitaron las seculares incomprensiones entre los cristianos, iniciando el diálogo hacia la tanto deseada nuestra unidad, querida por nuestro Señor Jesucristo
"Nos encontraremos no sólo para recordar y honrar el gesto de ellos, sino como jefes espirituales, tenemos el deber de pedir e invitar a todos los hombres de buena voluntad, independientemente de sus creencias y virtudes, al diálogo y hacerles conocer a ellos la importancia del mensaje de Jesucristo. Realmente útil para el renacer de la existencia humana".
Al final Bartolomé, dirigiéndose al cardenal Koch, subrayó la fuerte y convencida voluntad del patriarcado ecuménico de Constantinopla de sostener con todos los medios el diálogo con todos y expresó la convicción que con el Papa Francisco aquello entre las dos Iglesias hermanas será reforzado por una "nueva linfa", "para poder difundir serenamente el mensaje de Jesucristo".