Del 13 al 17 de octubre Madrid ha acogido un evento de relevancia internacional para el diálogo entre católicos y judíos: el 22º encuentro del Comité Internacional de Enlace Judeo-Católico.

Un fruto del encuentro es una declaración conjunta en defensa de la libertad religiosa que concreta puntos que muchas leyes -no solo en Oriente sino también en Occidente- están cuestionando o dificultando: "el derecho de los individuos a cambiar o abandonar sus creencias religiosas, a educar a sus hijos de acuerdo a sus creencias, incluyendo el sacrificio ritual de animales, la circuncisión y poder mostrar símbolos religiosos en lugares públicos".

En la jornada inaugural, el pasado domingo 13 de octubre, participaron el cardenal Kurt Koch (responsable de la Santa Sede de "Relaciones con los Judíos"), la señora Betty Ehrenberg, del Comité Internacional Judío de Asuntos Interreligiosos, el cardenal Rouco Varela, de Madrid, y el presidente de la Federación de Comunidades Judías de España, Issac Querub. 

En las distintas sesiones de estas jornadas participaron expertos y portavoces internacionales, como los rabinos David Rosen, Richard Marker, David Sandmel, Michael Schudrich o Eugene Korn, y autoridades católicas como el padre Lawrence Frizzell, el obispo Jacinto Boulos Marcuzzo, los obispos Francisco Javier Martínez y Juan Antonio Martínez Camino, el padre Manuel Barrios Prieto o el padre Pierbattista Pizzaballa.



Se ha hablado del aumento del antisemitismo, de la falta de libertad religiosa en el mundo y del estado de las relaciones diplomáticas entre dos estados tan peculiares como son Israel y la Santa Sede.

A modo de propuesta común, este 22º encuentro internacional ha difundido esta declaración conjunta, que denuncia tanto la persecución contra los cristianos como el crecimiento del antisemitismo, celebra la herencia común de judíos y cristianos y propone apostar por la educación para un mejor entendimiento.


Bajo el lema “Desafíos para la Religión en la Sociedad Contemporánea” representantes oficiales de la Iglesia Católica y el mundo judío han estado debatiendo durante cuatro días en Madrid los principales asuntos que conciernen y preocupan a ambas confesiones. Las conclusiones se han recogido en una declaración conjunta. 

Herencia Común
Judíos y cristianos compartimos la herencia bíblica que explica la relación entre Dios y los hombres. Basándonos en esta historia sagrada, judíos y católicos nos reunimos para debatir las oportunidades y dificultades a las que se enfrentan las creencias religiosas en el mundo de hoy.

Casi hace 50 años el Concilio Vaticano II promulgó la Declaración Nostra aetate, encaminando a la Iglesia Católica hacia una nueva senda en su relación con el pueblo judío. Uno de los frutos más importantes fue el establecimiento del International Liaison Committee (ILC) como el instrumento formal para vehicular las relaciones entre la Santa Sede y la comunidad judía internacional.

La discusión abierta en un espíritu de mutua confianza y respeto ha caracterizado nuestro encuentro en Madrid y abunda en el progreso conseguido en enseñar e implementar los principios y enseñanzas de la Declaración conciliar. En este vigésimo segundo encuentro nos reafirmamos en la singular relación entre católicos y judíos basada en un legado espiritual común y en una responsabilidad compartida en la defensa de la dignidad humana.

Como católicos y judíos abogamos por un mundo en el que los derechos humanos sean reconocidos y respetados y todos los pueblos puedan florecer en paz y libertad. Estamos comprometidos a fortalecer nuestra colaboración para lograr una más equitativa distribución de las riquezas y los beneficios derivados de los avances de la ciencia, medicina, educación y desarrollo económico. Nuestra unión busca una mejora del mundo de forma que refleje la visión bíblica original: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y todo era bueno” (Génesis. 1:31)

Se han discutido y examinado en pequeños grupos el aumento del antisemitismo, el incremento de la persecución de los cristianos en varias partes del mundo y la amenaza a la libertad religiosa en muchas sociedades. A la luz de nuestros ideales religiosos compartidos hemos examinado las dificultades a lasque nuestras tradiciones religiosas se enfrentan hoy en día: violencia, terrorismo, extremismo, discriminación y pobreza. Nos entristece profundamente que se tome el nombre de Dios en vano.

Libertad Religiosa
Animados por la preocupación expresada por el Papa Francisco acerca del bienestar universal de todos, especialmente de los pobres y oprimidos, compartimos la creencia de que cada individuo ha sido dotado por Dios de dignidad.

Esto requiere que cada persona pueda expresar su libertad de conciencia y religión de manera individual e institucional, privada y pública. Deploramos la manipulación política de la religión. Judíos y Católicos condenamos la persecución por motivos religiosos.

Hacemos un llamamiento a los líderes políticos y religiosos y a las instituciones para que aseguren la integridad física y la protección legal de todos aquellos que ejerciten su derecho fundamental a la libertad religiosa, que protejan el derecho de los individuos a cambiar o abandonar sus creencias religiosas, a educar a sus hijos de acuerdo a sus creencias, incluyendo el sacrificio ritual de animales, la circuncisión y poder mostrar símbolos religiosos en lugares públicos.

Persecución de los cristianos
ILC recomienda a la Comisión del Vaticano para las Relaciones Religiosas con los Judíos y el IJCIC trabajar juntos contra la persecución de las minoría cristianas allí donde se lleven a cabo, de alertar sobre estos problemas y apoyar los esfuerzos que garanticen que todo ciudadano tenga plenos derechos independientemente de su identidad étnica o religosa, en Oriente Medio y en cualquier otra parte. Especialmente respecto a la minoría cristiana y a la comunidad judía en Oriente Medio.

El aumento del Antisemitismo
Como el Papa Francisco ha dicho repetidamente, “un cristiano no puede ser antisemita”. Exhortamos a todos los líderes religiosos a que se opongan firmemente a este pecado. La celebración del 50 aniversario de Nostra aetate en 2015 supondrá un momento privilegiado para reafirmarnos en la condena del antisemitismo. Urgimos a que las enseñanzas antisemitas desaparezcan de libros de texto y discursos en todo el mundo. De igual manera cualquier expresión anti cristiana es igualmente inaceptable.

Educación
Recomendamos que todos los seminarios judíos y católicos incluyan programas educativos sobre la Nostra aetate y los documentos posteriores de la Santa Sede que implementan esta Declaración.

Las nuevas generaciones de líderes católicos y judíos reconocemos lo mucho que Nostra aetate ha contribuído a cambiar y mejorar las relaciones entre judíos y católicos. Es imperativo que las nuevas generaciones abracen estas enseñanzas y aseguren que lleguen a todos los rincones de la Tierra.

Frente a estos desafíos, judíos y católicos renovamos nuestro compromiso para educar a nuestras respectivas comunidades en el conocimiento y respeto del otro. Acordamos cooperar para mejorar las vidas de los que viven en los márgenes de la sociedad: los pobres, los enfermos, los refugiados, las víctimas del tráfico humano y proteger la creación de Dios de los peligros del cambio climático.

No podemos hacer esto solos. Hacemos un llamamiento a todos aquellos en posiciones de autoridad e influencia para que se nos unan en la causa del bien común, de forma que todos podamos vivir en dignidad y seguridad, y la justicia y la paz prevalezcan.