Las campanas de numerosas iglesias cristianas, en todas las diócesis de las Filipinas, han sonado y seguirán sonando para decir “no” a la corrupción: según la información de la Agencia Fides, la iniciativa -que está teniendo mucho éxito en toda Filipinas- ha involucrado a las iglesias católicas y de otras confesiones, que han repicado al mismo tiempo, el viernes 11 de octubre a la una de la tarde, y a partir de entonces lo harán cada viernes a la misma hora.

Las iglesias que participan, de este modo simbólico pretenden dar “la voz de alarma” y lanzar a la política un llamamiento a la transparencia y a combatir la corrupción y el amiguismo.


En particular, se hace referencia al debate en curso en el país en relación con el “Fondo prioritario para la asistencia al desarrollo” (PDAF), también conocido como “pork barrel”: es la contribución financiera asignada por el Congreso a cada miembro del parlamento para sus actividades políticas y sociales a nivel local.

Según los observadores, la contribución se utiliza en realidad para embolsarse dinero público y perpetuar la práctica corrupta de intercambio de voto.

En los últimos días en el país se ha generado una ola de protestas contra el gobierno de Benigno Aquino, Jr., quien se ha negado a abolir la contribución.

Como comunica a Fides una nota enviada desde la Conferencia Episcopal de las Filipinas, las iglesias piden una acción decisiva por parte del gobierno contra el abuso de los fondos públicos y llaman al Congreso a eliminar el “pork barrel”.


El sacerdote católico padre Ben Alforque, coordinador del grupo “Church People’s Alliance”, compuesto por obispos, sacerdotes, religiosas y laicos de diferentes confesiones, y promotor de la iniciativa, explica: “Los cristianos quieren expresar un grito por los pobres, por la justicia, por la prosperidad para todos.

El sonido de las campanas es un signo profético contra la corrupción del abuso de poder. Recuerda a los líderes del país que deben arrepentirse y dejar de robar lo que pertenece al pueblo”. La Iglesia tomó una posición oficial contra el “pork barrel” en un acto público masivo que tuvo lugar a finales de agosto en Manila.