El presidente de EEUU y disputado Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, no sólo se enfrenta a una absoluta falta de entusiasmo internacional en su voluntad de bombardear Siria, y a una fuerte oposición por parte del Papa y los obispos católicos de Estados Unidos, que reclaman un esfuerzo diplomático y político.
Además, también las iglesias evangélicas se muestran claramente contrarias a un bombardeo norteamericano en Siria.
El pasado martes, la Asociación Nacional de Evangélicos, que representa a más de 45.000 congregaciones norteamericanas de 40 denominaciones evangélicas distintas, preguntó a los miembros de su directiva: ¿debería el Congreso de EEUU autorizar una intervención militar directa en Siria? El resultado: el 62,5% dijo que no, y sólo un 37,5% dijo que sí.
El presidente de la Asociación, Leith Anderson, admitió su sorpresa: "esperaba que la respuesta fuese al revés".
Pero explica los resultados así: "los cristianos en Siria han sido víctimas de la guerra civil durante dos años, y no queremos que sus vidas empeoren".
El caso es que los evangélicos, como los católicos y ortodoxos, saben por la minoría cristiana de Siria y Oriente Medio que un bombardeo sólo empearía su situación.
Geoff Tunnicliffe, líder de la Alianza Evangélica Mundial, habló contra la intervención desde el encuentro ecuménico de Jordania: "Hay un consenso fuerte entre los líderes cristianos de esta región de que cualquier intervención militar de Estados Unidos tendrá un efecto perjudicial en la situación, y en particular para los cristianos de Siria", escribió Tunnicliffe en un mensaje a la Casa Blanca y NAciones Unidas.
"Los cristianos ya han sido amenazados en Siria por parte de la oposición que indica que un nuevo régimen en Siria será musulmán, y los cristianos no serán bienvenidos".