"Crecí en un campamento militar, escuchando canciones revolucionarias y viendo películas revolucionarias durante toda mi feliz infancia", explica la joven china María a la agencia Ucanews, poco después de bautizarse en la Iglesia católica.
"Cada año me daban la calificación de sobresaliente en mis tareas comunistas... y ahora mi familia teme que al unirme a la Iglesia estropee mi futuro", añade.
María (no es su nombre real) es hija de un oficial militar retirado, que ya en 2005 vio que su hija hacía amistad con un cura y le dijo: "Los comunistas somos ateos, no hay Dios. Puedes hacerte amiga del cura, pero no te sumes a la Iglesia". Así que ella se alejó "razonablemente" de lo católico.
Pero en 2011 sufrió una grave depresión por motivos familiares y laborales, incluso pensó en suicidarse. Le salvaron el padre Su Yaxi, la Biblia que él le regaló, sus palabras de Dios...¡y su acupuntura!
"El padre Su curó mi insomnio con acupuntura, pero sanó mi corazón con sus palabras", especifica. "Me habló de cómo Dios llama de distintas formas. Si tienes fe, ganas visión con respecto al sufrimiento y al dolor".
Desde la Vigilia de Pascua, María es católica, canta en el coro parroquial (le encanta el gospel) y hace ya un tiempo que no necesita antidepresivos.
María es de Hengshui, una diócesis al norte de Hebei, la zona donde hay más presencia católica. Esta Pascua en Hebei se bautizaron 3.650 nuevos católicos. En toda China en Pascua se han bautizado unos 12.000
Como María, se bautizan muchos habitantes de ciudad, a veces emigrantes o hijos de emigrantes, personas agobiadas por un sistema que trata de deshumanizarles y exigirles como una pieza de producción más. En las ciudades hay más espacio para convertirse que en muchos ambientes del campo.
"En 2009 se bautizaron públicamente 23.500 adultos en la Iglesia católica oficial. En la clandestina, no se sabe", explicaba a ReL hace un tiempo el padre Daniel Cerezo, misionero en China durante muchos años.
"Allí una parroquia es un espacio de libertad, donde puedes decir lo que piensas, y eso, que escasea en China, atrae a muchos. El comunismo es un sistema sanguinario, opresivo, la gente lo sabe y quiere alternativas. El comunismo pone la lucha de clases, la violencia, en el centro de todo. Por el contrario, el cristianismo pone en el centro la misericordia, y ante eso el alma china se derrite. Yo lo he visto en los catecúmenos, los he visto llorar cuando ven que Dios se acerca también a un fracasado, mientras que el marxismo solo acepta triunfadores", añade este misionero español.
Las cifras de la Iglesia Católica en China son complicadas siempre. Por ejemplo, este año no hay datos de lo que ha pasado en la populosa diócesis de Shanghai. En el informe numérico del FICS (un instituto estadístico católico de Hebei) se resume con una nota a pie de página: "sin estadísticas por razones comunmente conocidas". Se refiere a la detención y desaparición el pasado mes de julio del obispo auxiliar Tadeo Ma Daqin en cuanto fue consagrado obispo, por sus palabras rebeldes con el régimen.
El FICS hace 6 años que desarrolla estudios estadísticos y recuerda que aunque en 2012 registró 22.000 bautizos, se refería a los que se producen de enero a Pascua, mientras que este año cuentan sólo los de Pascua.
Según el FICS, hay en China continental 5,7 millones de católicos. Pero desde Hong Kong hay otro instituto de estudios católico, el HSSC que habla siempre de 12 millones de católicos, considerando que la mitad son clandestinos, es decir "no registrados" ni bajo supervisión del gobierno. Una gota diminuta en un mar de 1.300 millones de habitantes.
Mientras España celebra este domingo el Día de las Vocaciones Nativas vale la pena recordar que en China, con más de 100 diócesis, sólo hay 9 seminarios mayores, con 486 seminaristas (50 menos que en 2010). Toda la Iglesia se sostiene con 3.200 curas, 5.400 religiosas de 100 congregaciones distintas y 350 religiosos.
Hay que tener en cuenta que falta toda una generación de curas: casi nadie fue ordenado entre 1955 y 1984. Los curas jóvenes han carecido de mentores y maestros. En el campo muchos curas mantienen simplemente las viejas devociones. El impulso misionero y de creación de comunidades del Vaticano II llegó con 25 años de retraso.