Antes de abandonar el ministerio petrino, Benedicto XVI les pidió a los jóvenes del Líbano que fueran ellos quienes dieran voz a las estaciones del Calvario de Cristo.
Líbano es un país peculiar: con 4 millones de habitantes, todos de lengua y cultura árabe, pero con un 34% de cristianos, la mayoría de ellos católicos maronitas; los musulmanes está divididos en chiítas y sunnitas y los maronitas son más que los musulmanes de una u otra tendencia. Por mandato constitucional, la mitad de los puestos políticos corresponden a cristianos. Es el único país árabe donde los cristianos conviven con igualdad y libertad. Pero no sin problemas.
Bajo la dirección del Patriarca de Antioquía de los Maronitas, el cardenal Bechara Boutros Raï, un grupo de chicos ha desarrollado las meditaciones espirituales, las reflexiones sobre el sufrimiento del mundo contemporáneo y las expectativas de esperanza.“Lo importante en el Via Crucis -dice el cardenal Bechara Rai- es que todo el mundo pueda encontrarse en el rostro de Cristo y tener la luz y la fuerza para ser capaz de llevar la propia cruz. Este es el valor que tienen las estaciones: se les llama "estaciones", que significa "paradas" de meditación personal y comunitaria con Cristo, el cual refleja nuestro sufrimiento, y encontramos en Él la luz de la esperanza.
Hablando de sufrimiento, el purpurado libanés señala, en una entrevista de Radio Vaticano, que “la guerra, la violencia, las expectativas de los jóvenes que encuentran cerrados los horizontes, el dolor de la migración, la falta de seguridad para el futuro de los jóvenes, son problemas insolubles a los que la comunidad internacional parece no interesarle encontrar soluciones de paz y justicia".
Así, recuerdan, "nosotros vivimos en Oriente Medio, la gran tragedia de la cuestión palestina, la tragedia de la guerra en Siria, la convivencia con los musulmanes, el problema de los fundamentalistas ...
En las reflexiones hay muchos puntos y trazos de la liturgia oriental, y también de la Exhortación postsinodal del Papa Benedicto XVI "Ecclesia en el Oriente Medio".
Una exhortación que el cardenal Bechara Butros Rai reconoce que les ha inspirado sobre todo en la comunión, a “ser uno”, “a abrirse a los demás, para construir puentes con todos aquellos con quienes vivimos”.
“De hecho, en la Exhortación Apostólica la comunión parte de la comunión interna, a nivel de la comunidad o de la Iglesia, pero también de las otras Iglesias - Católica, Ortodoxa, Protestante – de los musulmanes, de los Judíos y otras religiones con las que vivimos. Esto ha impulsado mucho a la apertura de vivir juntos. Es dar ´testimonio del amor de Cristo”.
“En la Exhortación los jóvenes encontraron una gran mina de ideas para expresar las inquietudes, oraciones, junto con la liturgia oriental: la liturgia de Antioquía, bizantinos, sirios”.
“Estamos seguros que las "estaciones" no terminan”, asegura el purpurado libanés: “de hecho, en muchas de las tradiciones de nuestras iglesias, no terminan con la XIV estación, sino también existe la XV, o la resurrección. Todo el valor de las meditaciones y del sufrimiento es porque al final llega el domingo: no se detienen solo al viernes, sino que llegamos hasta el domingo. Nosotros sufrimos, morimos para resucitar”.
El mensaje que los jóvenes libaneses quieren transmitir a la humanidad, afirma el patriarca maronita de Antioquia es: “el valor de la paz, el grito contra la injusticia, porque los jóvenes libaneses ven con sus propios ojos que hay mucha injusticia. Creo que Benedicto XVI ha querido proféticamente que estos jóvenes expresaran en nombre de la humanidad su grito de dolor, la esperanza y la justicia”.