Después de la liberación de la joven discapacitada Rimsha Masih, los cristianos de Pakistán tienen motivos para la alegría al declararse la inocencia de Barkat Masih, un cristiano de 56 años condenado a muerte por la Ley de Blasfemia.
Barkat nació en una familia de religión hindú (otra minoría en el Pakistán islámico), pero se convirtió posteriormente al cristianismo. Se le implicó en un caso de "blasfemia" el 1 de octubre de 2011, y condenado a muerte en primera instancia.
Barkat trabajaba como guardia de seguridad. Se encontró ante un grupo de trabajadores que querían ocupar ilegalmente una porción de tierra. Les impidió entrar en una oficina donde se guardaban escrituras de propiedad. Dos trabajadores musulmanes, Muhammad Saleem y Muhammad Shoaib, le insultaron, le amenazaron y le prometieron que "se lo harían pagar".
Le denunciaron por blasfemia a la Policía, que lo detuvo bajo la acusación de haber insultado al profeta Mahoma, algo punible con la pena de muerte.
Pero después de 18 meses en prisión, el 28 de enero, el juez Javed Ahmed del Tribunal Supremo de Bahawalpur, ha sobreseído el caso asegurando que el crimen no existió.
Para las asociaciones que luchan contra la ley de blasfemia, es otro precedente positivo que facilita la reflexión y el camino hacia la abolición de la ley y, quizá antes, a la liberación de Asia Bibi, madre católica de 5 hijos, cuyo recurso de apelación aún no se ha tratado en el Tribunal.