La guerra de Siria, que se inició en 2011, parece no acabar nunca: ahora son las tensiones en Idlib, en la frontera entre Turquía y el régimen sirio las que, según Naciones Unidas, han causado otros 700.000 nuevos desplazados, que se suman a muchos millones más de sirios en otras zonas que han huido de la guerra.
El cardenal Mario Zenari, nuncio apostólico en Damasco, explica que la Iglesia intenta ayudar manteniendo abiertos sus 3 hospitales, en un país en que apenas un 2% de la población es católica y donde el 54% de los hospitales de la nación están cerrados o funcionando sólo en parte. Son datos de 2018, que probablemente han empeorado hoy.
A los últimos desplazados se suman los 13 millones de personas afectadas previamente por la guerra "y que necesitan asistencia humanitaria, alimentos y medicinas. Más de la mitad de los habitantes de Siria están necesitados", calcula el nuncio en Siria. "Aquí las temperaturas están por debajo de cero y las molestias aumentan, además del hambre también sentimos el frío", detalla el cardenal Zenari.
La Iglesia se ha esforzado en mantener dos hospitales en Damasco y uno en Alepo dentro de la campaña "Hospitales Abiertos": son de las pocas estructuras que funcionan, y se mantienen con ayuda católica de todo el mundo. Atienden gratis a miles de personas sin recursos.
3 hospitales católicos, 30.000 atendidos al mes
La asistencia que ofrecen los tres hospitales católicos es fundamental en un país en el que "ocho de cada diez personas viven por debajo del umbral de pobreza". El pasado mes de diciembre, explica el nuncio en Damasco, los 3 hospitales católicos "han atendido más de 30.000 enfermos, pero el objetivo es llegar a 50.000". "Son gente pobre, de cualquier etnia o religión", señala.
"Aquí tenemos dos objetivos: curar los cuerpos, enviar a la gente a casa sana del cuerpo y curar el tejido social". Como nos dicen las monjas que trabajan en las estructuras "varias veces nuestros amigos musulmanes dicen que es conmovedor ver niños, ancianos, curados por cristianos. Intentamos curar el cuerpo y reconectar las relaciones sociales y, en este sentido, la estima por los cristianos está creciendo", señala el nuncio.
El nuncio en Siria señala que el Papa ha tratado de llamar la atención sobre el sufrido país, atravesado por la violencia armada continuada desde 2011. El Papa Francisco ha hablado de "las condiciones de tantas mujeres y niños, de las personas obligadas a huir a causa de la escalada militar" y ha pedido "a la comunidad internacional y a todos los interesados que hagan uso de los instrumentos diplomáticos, el diálogo y las negociaciones, en el respeto del derecho internacional humanitario, para salvaguardar la vida y el destino de los civiles".
Reportaje breve de diciembre de 2018 sobre los hospitales católicos en Siria