“El amor por la patria debe superar el amor hacia la Iglesia, y la ley del país es superior a las reglas canónicas”: es lo que habría afirmado monseñor Fang Xingyao en la Conferencia Política Consultiva sobre religiones, llevada a cabo hace unos días en Pekín, según informa la agencia de noticias AsiaNews. El encuentro, que estuvo presidido por Wang Yang, presidente del Comité Permanente del CPCPC (Conferencia Política Consultiva del Pueblo Chino), y miembro del Comité Central del Partido Comunista, se realizó en la Sala dorada de la sede del CPCPC y contó con la participación de expertos, académicos, personalidades religiosas y asesores políticos.
La reunión apuntaba a desarrollar “un sistema ideológico religioso con características chinas, en línea con las exigencias de los tiempos que corren”, según las directivas de la “sinización” impulsada por el presidente Xi Jinping, que arriesga culminar con la sumisión de las religiones al dominio del Partido Comunista, incluso desde el punto de vista teológico. Monseñor Juan Fang Xingyao es obispo de Linyi (Shandong) y miembro del Comité Permanente del Comité Nacional del CPCPC. También se desempeña como presidente de la Asociación Patriótica católica china y como vicepresidente del Consejo de Obispos chinos. Cabe destacar que estos dos organismos no son reconocidos por la Santa Sede.
Wang Yang, presidente del Comité Permanente de la Conferencia Política Consultiva del pueblo chino
Las frases de monseñor Fang Xingyao fueron difundidas en un largo artículo publicado en el sitio del CPCPC, que también brinda una síntesis de los discursos pronunciados por los representantes de las demás religiones oficiales en China, desbordantes de patriotismo.
Las palabras de Fang Xingyao, respecto a la mayor importancia del amor a la patria y de la ley nacional, disgustaron a varios sectores católicos chinos, por tratarse de algo que altera las relaciones de unidad con la Santa Sede. Desde siempre, la Santa Sede ha afirmado que “un buen católico” es, también, un “buen ciudadano”, colocando en un mismo plano el amor a la patria y el amor por la Iglesia. Cabe recordar que el mismo Benedicto XVI, en su Carta a los católicos de China (2007) subraya esta paridad, pidiendo al gobierno espacios de libertad religiosa para la Iglesia y que ésta pueda “trabajar por la justicia” (n 4) .