La adolescente cristiana paquistaní Rimsha Masih, encarcelada a mediados de agosto por un supuesto delito de blasfemia contra el Islam, ha obtenido la libertad condicional bajo fianza, previo pago de medio millón de rupias (algo más de 5.200 dólares), según ha informado este viernes el juez, información recogida por Europa Press.
El presidente de la Liga Interconfesional de Pakistán, Sajid Ishaq, declaró a Efe que una vez se dicte formalmente la salida de la cárcel de la niña -de unos 12 años de edad y que padece una discapacidad mental, la primera prioridad es su seguridad.
Ishaq se mostró confiado en que las autoridades, que ayer constituyeron un comité de alto nivel para seguir el caso, proporcionarán «la máxima seguridad» a Rimsha y a sus familiares.
Sobre el pago de la fianza, cuyo importe no puede ser sufragado en ningún caso por la familia, Ishaq declaró que «hay varias organizaciones que ya se han mostrado dispuestas a colaborar, así que no será un problema».
Se le había acusado de haber quemado públicamente unas páginas del Noorani Qaida, un libro que se utiliza para la preparatoria del estudio del árabe y del Corán. El procedimiento parece haber sido el mismo que relata Asia Bibi en su libro-testimonio ¡Sacadme de aquí!: según explica Blétry, una "multitud encolerizada" se congregó para exigir que se le aplique la ley contra la "blasfemia", que en Pakistán puede conducir a la pena de muerte contra el acusado.
En el caso de Rimsha, la policía de Islamabad procedió a su detención. Ha estado internada en el reformatorio de Rawalpindi. Tras los hechos, "numerosos cristianos que vivían en su barrio han abandonado sus casas por temor a las represalias", cuenta Blétry. Esa masa de personas que exigieron venganza contra la niña amenazaron a todos sus vecinos, tras atacar también a su familia, afirma Asia News.
En la liberación de la niña Rimsha Masih ha sido decisiva la detención del imán Khalid Judoon Chishti, que es la persona que acusó formalmente a Rimsha de blasfemar contra el islam.
Khalid Judoon Chishti fue denunciado a finales de agosto por un testigo que le vio como él mismo introdujo entre los papeles quemados por la niña en un vertedero esas páginas sagradas para los seguidores del islam. Tras su detención pasará un periodo de 14 días en prisión preventiva, a la espera de la vista.
El tribunal ha aceptado las alegaciones sobre el informe médico que certifica el retraso mental de la pequeña, cuya edad se sitúa entre los 13 y los 14 años.
Khalid Judoon había "presumido" de haber salvado a la niña de un linchamiento denunciándola por "blasfemia", de modo que el encarcelamiento la librase del intento de ejecución extrajudicial por una turba de radicales islámicos que la amenazaron a ella y a su familia, así como a cientos de vecinos del barrio.
Según Hafiz Muhammad Zubair, testigo de cargo contra el imán, éste habría revelado que había falsificado las pruebas por ser la única forma "de expulsar a los cristianos del área".
De confirmarse esta acusasión, al imán le espera una severa condena, como ha solicitado el presidente del Consejo de los Ulemas pakistaníes, Tahir Ashrafu, quien a la vez ha pedido al presidente de la República que deje libre de inmediato a la pequeña y garantice su seguridad.
Los padres de Rimsha, así como sus dos hermanos, ambos mayores que ella (un chico y una chica), están escondidos en una localidad cercana, tras las amenazas que a ellos y a todo el barrio cristiano lanzó una masa de islamistas que quiso linchar a la pequeña.
Como explica Asia Bibi (la más célebre de las personas encarceladas por este motivo, gracias a la labor de difusión del caso de la periodista francesa Anne-Isabelle Tollet), esta ley se utiliza con frecuencia para venganzas personales. Basta con lanzar una acusación de esta naturaleza para excitar la ira de los islamistas, sin mayor prueba.
Una vez formulada la acusación, los jueces son amenazados de muerte si no condenan al acusado. En el caso de Asia Bibi fueron asesinados en 2011 por defenderla tanto el ministro de Minorías, el cristiano Shahbaz Bhatti, como el gobernador del estado del Penjab, el musulmán Salman Taseer. Ante esa demostración de poder, resulta muy difícil encontrar quien se atreva a desafiar la dictadura real de los fundamentalistas.