«Si hay policías, bomberos, médicos, veterinarios, mecánicos, fontaneros y cerrajeros de guardia, ¿cómo es que no hay sacerdotes las 24 horas del día?». Ésta fue la pregunta que llevó a Armando Sánchez, un médico argentino que veía cómo su padre agonizaba una noche sin poder recibir ningún auxilio espiritual, a fundar el Servicio Sacerdotal Nocturno de Urgencia San Camilo de Lelis. Después de recorrer numerosas parroquias y conventos de su ciudad, tuvo que regresar a su casa sin encontrar un solo sacerdote de guardia. Fue entonces cuando le empezó a rondar la idea de establecer un «servicio sacerdotal de 24 horas» para facilitar la administración de los últimos sacramentos.
Corría el mes de octubre de 1952 cuando se puso en marcha por primera vez en la diócesis argentina de Córdoba un servicio de guardia compuesto por un sacerdote y dos laicos.
La iniciativa fue bien acogida, y ya son 21 las diócesis del país sudamericano en las que está presente el San Camilo de Lelis. «En la diócesis de San Rafael, la asociación lleva 24 años funcionando», explicaba a Zenit Jorge Yagüe, uno de los responsables de este servicio. «Efectuamos al menos una asistencia al día», añade Yagüe. «Durante estas salidas nocturnas, los sacerdotes llevan auxilio espiritual a los enfermos que lo soliciten, de forma totalmente gratuita», prosigue.
El propio Vaticano ha visto con buenos ojos esta iniciativa. En el transcurso de su visita a Argentina en 1987, el propio Juan Pablo II afirmó: «Sé que, como fruto de una iniciativa nacida en esta ciudad de Córdoba, se creó el primer Servicio Sacerdotal de Urgencia. A través de él, cada noche sacerdotes y laicos en vigilante espera se movilizan para atender el llamado de Cristo a través de sus enfermos. Me da mucha alegría, y os aliento a continuar en este esfuerzo apostólico mediante el cual se hace visible la solicitud de la Iglesia, que vela día y noche por sus hijos más necesitados».
En España no existe una estructura similar a la San Camilo de Lelis, aunque muchos párrocos están disponibles las 24 horas del día. «En muchas iglesias existe un contestador telefónico en el que se facilita un número de teléfono para emergencias», afirma el sacerdote José Millán.
«La mayoría de los enfermos no muere hoy en día en casa, sino en los hospitales, donde casi siempre se cuenta con un capellán», añade el padre Esteban Munilla, que durante nueve años ha trabajado en el hospital donostiarra de Aránzazu.