. Por eso una de las principales funciones de la Soberana Orden de Malta es alimentar la fe católica y ayudar a los más necesitados.
“Como los poderosos tienen voz en todas partes, nosotros intentamos ser la voz de los pobres y de los que no tienen voz”, afirma Albrecht Freiherr von Böselager, Gran Hospitalario de la Orden de Malta.
Durante siglos, ha estado a la altura de esta misión con gran esfuerzo. Actualmente cuenta con más de 13.000 miembros y su labor humanitaria se extiende en unos 120 países. Aproximadamente el 95% de su trabajo son proyectos a largo plazo o permanentes.
“En Europa Occidental, por ejemplo, o en el mundo desarrollado tenemos hospitales, hogares para ancianos, hospicios para moribundos, casas para personas con discapacidad”, explica Böselager.
En países en vías de desarrollo, la Orden de Malta lleva a cabo programas sanitarios y de ayuda en zonas de emergencia en lugares como Sudán del Sur, Congo, Afganistán, India y Sri Lanka.
Pero, ¿qué hay que hacer para ser miembro de la Orden de Malta? “Tienen que haber participado activamente en algunos proyectos de la Orden, ser católicos practicantes y haber sido invitados por un miembro de la Orden”, contesta su Gran Hospitalario.
Aunque la Orden de Malta no tiene territorio propio, mantiene relaciones diplomáticas con 104 países. Además del trabajo humanitario, también es mediadora en conflictos: “Hablamos directamente con gobiernos. Tenemos una gran independencia. Somos neutrales, no somos políticos, por eso nuestro trabajo es mucho más fácil”.
La Orden de Malta fue fundada en el siglo XI pero combina una fuerte tradición con las últimas técnicas en trabajo social. Esto es consecuencia del legado del Hermano Gerard, fundador de la Orden, que retaba a las personas a ver a los necesitados no como una carga, sino como compañeros.