Mohamed Khidir Khalil, Mahometano sudanés convertido al cristianismo, se trasladó a Egipto con su mujer y sus dos hijos, y hace un año consiguió el permiso de residencia para la familia. Pero justo cuando todo empezaba a sonreírle, su mundo se le vino abajo, según recoge el diario suizo Portes Ouvertes.
Su esposa, Manal Hassan, le abandonó en agosto de 2011 y se volvió a Sudán sin avisarle, llevándose a los niños. Cuando Khidir, arriesgando mucho, volvió a buscarles, se encontró con que ella había conseguido el divorcio a causa de la conversión de él, y que además, para impedirle toda influencia sobre sus hijos, le impedían verlos.
"Estoy destrozado, ¿cómo puede un tribunal prohibirle a un hombre ver a sus hijos?", lamenta. Khidir apeló la decisión, que fue ratificada en segunda instancia. Y ahora además corre peligro de ser juzgado por apostasía: "Estoy dispuesto a correr ese riesgo. ¿Es que es un crimen haberme convertido en cristiano? Quiero que todo el mundo sepa lo que me ha pasado, a ver si, sabiendo ellos que la comunidad internacional está al tanto, se lo piensan antes de hacerme daño".