La conversión de la basílica de Santa Sofía en mezquita, tras la ofensiva del presidente turco Erdogan avalada finalmente por la Corte Suprema ha provocado numerosas reacciones, desde el Papa Francisco a sobre todo los cristianos ortodoxos o católicos orientales.
Uno de los que se ha mostrado más duro estos días ha sido el cardenal Sako, patriarca de los caldeos, que ha calificado esta conversión de museo en mezquita como una noticia “triste y dolorosa” para “todos nosotros en el mundo entero”.
“En estos tiempos de coronavirus el mundo necesita de la solidaridad humana para afrontar la pandemia, de no de ulteriores conflictos y tensiones en una región donde cada día mueren tantas personas”, afirma el purpurado a AsiaNews.
El 24 de julio será la primera oración islámica en Santa Sofia, anunció en un mensaje a la nación el “sultán Erdogán”, como lo define el cardenal Sako.
Por su parte, Sako considera que “la decisión de Ataturk en la época fue valiente” porque “después del genocidio armenio fue una señal fuerte en una óptica de convivencia y de salvaguardia del patrimonio común” de cristianos y musulmanes.
“Es grave- prosigue el primado caldeo- que el presidente turco no haya considerado el respeto de los sentimientos de dos mil millones de cristianos en el mundo, olvidando lo que ellos han hecho por los musulmanes. Conceder aquella que era un iglesia a la sola oración islámica es un acto grave”.
De este modo, el cardenal recuerda a Erdogan que Santa Sofía es “un símbolo de convivencia islamo-cristiana. La iglesia que se volvió mezquita hasta hoy era un museo para que todos la pudieran visitar. Esta decisión va contra la tolerancia entre las religiones, mientras que es imperativo buscar el diálogo para difundir la tolerancia y convivencia entre credos diversos”.
Pero Sako no ahorra tampoco críticas contra el Occidente “político y cristiano” que se ha mostrado “débil y no hizo sentir su voz”.
En su opinión, esta actitud tímida de Occidente favorece conflictos y violencias “en Irak, en Siria, en Líbano y en Yemen” donde se hacen siempre más lejanos los ideales de paz y justicia. Esto significa “que somos débiles”.
Además es “grave e impropio politizar la religión para sus propios fines”, considerando que el mismo Mahoma en el pacto con los cristianos había sancionado que “no es necesario transformar una iglesia en mezquita. Esto lo decía en el siglo VII”.