El tribunal egipcio de El Cairo ha archivado por «falta de pruebas» el proceso —contra «desconocidos»— por la masacre de Maspero del 9 de octubre pasado, en la que murieron 27 cristianos coptos y hubo más de 320 heridos.
La sentencia, informa la agencia misionera AsiaNews, llegó el 24 de abril, cuando los jueces designados por el Ministerio de Justicia decidieron cerrar el procedimiento. Explicando el veredicto, Sarwat Hammad señaló que «faltan los elementos» para poder proceder «a la identificación de los culpables» que asesinaron al recluta Mohammad Shata y a nueve manifestantes, todos cristianos coptos, con arma de fuego, y que luego intentaron irrumpir en un edificio gubernamental y atacaron a miembros del ejército.
Los jueces también retiraron las acusaciones contra 28 coptos y el activista musulmán Alaa Abdel-Fatah, arrestado anteriormente, también en este caso por falta de pruebas. Muchos de los arrestados fueron detenidos después de la masacre del 9 de octubre, algunos de los cuales no habían siquiera estado presentes en el lugar al momento de la tragedia, pero que fueron identificados y detenidos solo por ser «cristianos».
La paradoja —destaca AsiaNews— es que, según la magistratura egipcia, habrían sido cristianos los que habrían disparado y asesinado a sus propios hermanos. En las imágenes difundidas en internet el día después de la tragedia parecía, por el contrario, evidente la participación del ejército, que abrió el fuego contra los manifestantes pacíficos e invistió con sus medios a las personas que se encontraban en la plaza.
Comentando sobre la decisión de los jueces, el abogado Said Fayez afirmó en tono sarcástico a la agencia Aina: «Me alegra saber que hemos podido probar la inocencia de los imputados coptos, que habrían [según las acusaciones] asesinado a sus propios hermanos coptos».
El abogado agregó que los derechos de las víctimas y de los familiares fueron negados por un sistema judicial en quiebra. Aún más duras fueron las palabras de Vivian Magdi, prometida de Michael Mosad, asesinado durante la protesta por un medio militar que lo invistió, aplastándolo.
«Haber archivado un caso —subraya la mujer— en el no había ningún imputado es una verdadera farsa». Y concluye: «Desde el comienzo pedimos que el procedimiento fuera seguido por un tribunal internacional, porque en Egipto para los mártires es imposible recibir justicia».