Desde hace unos años, los Patriarcas y líderes eclesiales de Tierra Santa (católicos, ortodoxos, siríacos, armenios y protestantes) difunden en Navidad (y a veces en otras ocasiones) un mensaje conjunto para hablar con una sola voz.

Este año, en el contexto de la Guerra de Gaza y el alto el fuego alcanzado en el sur de Líbano, el mensaje anima a honrar al Niño Dios trabajando por la paz y la reconstrucción, pide el retorno de los cautivos y devolver lo injustamente confiscado.

Recuerdan que, pese a las guerras e injusticias, «el nacimiento santo de Nuestro Señor Jesucristo desencadenó una revolución espiritual que sigue transformando innumerables corazones y mentes hacia los caminos de la justicia, la misericordia y la paz».

Copiamos el mensaje a continuación.

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Mensaje de Navidad 2024

“El pueblo que estaba sentado en tinieblas vio una gran luz; y a los que estaban en sombra de muerte les resplandeció una luz.” (Mateo 4:16, citando Isaías 9:2)

En medio de estos días oscuros de continuo conflicto e incertidumbre en nuestra región, nosotros, los Patriarcas y Jefes de las Iglesias en Jerusalén, permanecemos firmes en proclamar a nuestras congregaciones locales y al mundo en general el mensaje eterno de Navidad de la Luz Verdadera que brilla en la oscuridad: el nacimiento de nuestro Señor Jesús en Belén (Juan 1:5).

Porque en el Nacimiento de Cristo, la luz de la salvación de Dios vino por primera vez al mundo, iluminando a todos los que lo reciban, tanto entonces como ahora, y ofreciéndoles “gracia sobre gracia” para vencer las fuerzas oscuras del mal que conspiran incesantemente para provocar la destrucción de la creación de Dios (Juan 1:16).

Más tarde, Juan el Bautista testificó de la luz como “la voz de uno que clama en el desierto: ‘Enderezad el camino del Señor’” (Juan 1:23; Isaías 40:3). Como revela el pasaje anterior, sus rayos divinos brillaron primero sobre nuestros antepasados ​​espirituales, quienes recibieron el mensaje de salvación mientras vivían “en región y sombra de muerte” (Mateo 4:16). Después de soportar muchas dificultades, ellos continuaron transmitiendo la Santa Luz de la Resurrección de Cristo, convirtiéndose en Sus testigos en Jerusalén, por toda la Tierra Santa y hasta los confines de la tierra.

Este antiguo camino de redención nos lleva de nuevo a nuestro tiempo, cuando las guerras todavía asolan y millones de personas en nuestra región y en todo el mundo siguen sufriendo terriblemente. Exteriormente, poco parece haber cambiado. Sin embargo, en el interior, el nacimiento santo de Nuestro Señor Jesucristo desencadenó una revolución espiritual que sigue transformando innumerables corazones y mentes hacia los caminos de la justicia, la misericordia y la paz (Miqueas 6:8; Efesios 2:17).

Para las familias de los fieles que han permanecido en Tierra Santa, así como para aquellos que se han unido a nosotros, es nuestro privilegio continuar dando testimonio de la luz sagrada de Cristo en los mismos lugares donde Él nació, ejerció su ministerio y se ofreció a Sí mismo en nuestro nombre, resucitando victoriosamente de la tumba a una nueva vida resucitada.

Lo hacemos ofreciéndole nuestro culto en los lugares sagrados; dando la bienvenida a los peregrinos y visitantes en nuestro medio; proclamando Su sagrado Evangelio a todos los que quieran escucharlo; continuando Sus ministerios de enseñanza, sanación y bondad amorosa; y abogando por “libertad para los cautivos» (Isaías 61:1; Lucas 4:18-19).

En este espíritu navideño lleno de esperanza, damos gracias al Todopoderoso por el reciente alto el fuego entre dos de las partes en conflicto en nuestra región, y pedimos que se extienda a Gaza y a muchos otros lugares, poniendo fin a las guerras que han asolado nuestra parte del mundo.

Asimismo, renovamos nuestro llamamiento por la liberación de todos los prisioneros y cautivos, el regreso de los que han perdido su hogar y los desplazados, el tratamiento de los enfermos y heridos, el socorro a los que padecen hambre y sed, la restitución de las propiedades injustamente confiscadas o amenazadas, y la reconstrucción de todas las estructuras civiles públicas y privadas que han sido dañadas o destruidas.

Por último, durante esta sagrada temporada navideña y más allá, hacemos un llamamiento a todos los cristianos y a las personas de buena voluntad de todo el mundo para que se unan a nosotros en la oración y el trabajo por esta noble misión, tanto en la patria de Cristo como dondequiera que haya conflictos y luchas. Porque al hacerlo juntos, estaremos honrando verdaderamente al Príncipe de la Paz que nació tan humildemente en un pesebre de Belén hace más de dos milenios.

Los Patriarcas y Jefes de las Iglesias en Jerusalén (13 de diciembre de 2024)

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El análisis de Adviento de Sami El-Yousef

Sami El-Yousef es laico, vive en la Ciudad Vieja de Jerusalén y desde 2017 es el director ejecutivo del Patriarcado latino de Jerusalén, es decir, gestiona los principales servicios administrativos y financieros centralizados del Patriarcado para toda la diócesis (que abarca Palestina, israel, Jordania y Chipre). Él ha visto llegar ayudas de todo el mundo y señala también las necesidades que se multiplican en guerra.

Sami El-Yousef es desde 2017 el laico al frente de la organización y gestión de recursos del Patriarcado Latino de Jerusalén.

Ha publicado en la web del Patriarcado su reflexión sobre este Adviento en guerra, el segundo consecutivo ya, con el título «Otra triste Navidad«.

«Es difícil creer que otro año esté por terminar y que ya estemos en la época de Adviento. La Navidad está a la vuelta de la esquina, y debo admitir que la magia de la temporada sigue inspirando, haya guerra o no. Hace unos días, los Jefes de las Iglesias de Jerusalén emitieron una declaración en la que llamaban a los fieles a celebrar de forma modesta la Navidad, centrándose en las ceremonias religiosas y en el verdadero significado del nacimiento de nuestro Salvador. En mi opinión, ¿no debería ser éste el mensaje de todos los años?», apunta.

«Supongo que la guerra continuada y su impacto devastador en todos los habitantes de Tierra Santa fue el detonante de la declaración, con más de 45.000 muertos desde el comienzo de la guerra y más de 100.000 heridos. Es sin duda un momento para mirar atrás, pero sobre todo para mirar hacia adelante. Pronto dejaremos atrás la guerra y debemos empezar a planificar no sólo la reconstrucción de las estructuras físicas, sino, lo que es mas importante, el alma humana», añade su reflexión.

«A menos que podamos centrarnos en el perdón, la coexistencia, el amor, la paz, la paciencia, la bondad, la humildad, la compasión y la honestidad, entre otros muchos valores, el camino que nos espera será largo y difícil. Esto significa no subestimar el poder de la oración para conducirnos hacia un futuro mejor», añade.

«No será fácil, pero sí posible. No olvidemos que ésta no es la primera guerra en nuestra región, y hay que decir que la Iglesia siempre está ahí en los momentos oscuros para ofrecer apoyo, oración y, lo que es más importante, esperanza».

Sami El-Yousef recuerda que gracias a las ayudas internacionales, el Patriarcado este año ha podido ayudar a unas 140.000 personas, «incluido el 100% de la comunidad cristiana de Gaza, y un 30% estimado en Cisjordania. No estamos ahí sólo para la comunidad cristiana, sino para cualquiera que esté sufriendo».

Y dice a los cristianos de todo el mundo: «Como personas de profunda fe y esperanza, deseamos hacerles llegar nuestros mejores deseos para las fiestas navideñas y rezar para que el año 2025 traiga tiempos mejores a nuestra herida y sangrante Tierra Santa. Gracias por todo su apoyo y, por favor, sigan rezando por sus hermanos y hermanas que sufren en Tierra Santa. ¡Feliz Navidad para vosotros, vuestros colegas y vuestros seres queridos de parte de todos nosotros en Tierra Santa!».