Los jemeres rojos de Pol Pot asolaron Camboya con su régimen comunista perpetrando uno de los mayores genocidios en términos porcentuales, pues entre 1975 y 1979 asesinaron a unos 2 millones de personas, es decir, más del 20% de la población.
Uno de los líderes de los jemeres rojos era Kaing Guek Eav, conocido como el camarada Duch, que acaba de fallecer mientras cumplía cadena perpetua por crímenes de lesa humanidad. Pero hay una diferencia entre él y otros de sus compañeros. Fue el único que ha pedido perdón por sus crímenes, y lo hizo tras convertirse al cristianismo.
Tal y como recuerda Asia News, el camarada Duch estuvo a cargo de la prisión de Tuol Seng (S-21). En ella, durante el régimen de los Jemeres Rojos cerca de 12.000 personas fueron asesinadas por torturas, ejecuciones sumarias o por las condiciones infrahumanas en las que se encontraban.
Duch, que ha fallecido a los 77 años, comenzó como profesor de Matemáticas, posteriormente ingresó al Partido Comunista y más adelante se unió a los Jémeres Rojos. En 1975, cuando la organización tomó Phnom Penh, él fue elegido director de Tuol Sleng, que hoy funciona como museo y muestra los horrores de los Jémeres Rojos.
En 1979, una invasión vietnamita expulsó a los Jemeres Rojos, y Duch y el resto de la cúpula de los jemeres rojos huyó a la frontera con Tailandia. Usando un nombre falso, vivió allí hasta 1999, cuando fue reconocido. Diez años después, un tribunal de la ONU lo condenó a 30 años de prisión. En el 2012, tras un proceso de apelación, fue condenado a cadena perpetua.
En el 2010 procesaron a otros 4 líderes de los Jémeres Rojos: Khieu Samphan, exjefe de Estado; Ieng Sary, Ministro de Relaciones Exteriores; Ieng Thirith, esposa de Sary y Ministro de Asuntos sociales; Nuon Chea, ideólogo del régimen, cuyo apodo era “hermano número 2”. Pol Pot, el sanguinario dictador, más conocido como el “hermano número 1” murió el 15 de abril de 1998, y jamás respondió por las atrocidades cometidas. De todos los líderes, Duch fue el único camarada que admitió sus culpas y pidió perdón a los familiares de las personas asesinadas.
Para Duch, la toma de conciencia de los crímenes cometidos y el pedido de perdón surgieron tras un largo camino iniciado en 1996, cuando abrazó el cristianismo tras trabar amistad con un pastor protestante en una aldea cercana a Battambang.
Tras escuchar los sermones del reverendo Christopher Lapel, el ex jefe de la prisión S-21 - que mantenía oculta su identidad y se hacía llamar Hang Pin – pidió el bautismo. “Cambió totalmente tras abrazar a Cristo. Pasó del odio más profundo al amor. Decía que de niño y en su juventud, jamás había recibido amor. Cuando se convirtió a Cristo, el amor desbordó su corazón”, contaba este reverendo en una entrevista.
En aquella época, el pastor Lapel, que perdió varios amigos y familiares en la prisión S-21, había solicitado no alimentar sentimientos de odio “por la única persona que ha confesado su rol en la máquina de la muerte” ideada por los fanáticos de la revolución maoísta.