Recientemente se ha sabido que el Gobierno Británico no apoyará a Nadia Eweida en el proceso judicial que emprendió la empleada de British Airways cuando en 2006 fue sancionada por la aerolínea por llevar visiblemente un crucifijo.

"Sólo se prohíbe a los cristianos expresar su fe. No voy a ocultar mi creencia en Jesús. British Airways permite a los musulmanes llevar un pañuelo, a los sikh portar un turbante y el lucimiento de otras prendas religiosas", afirmó Eweida cuando fue sancionada.

Pero el de la trabajadora de la compañía aérea británica no es el único caso en el que se ha sancionado a alguien por querer expresar con este símbolo su fe en su puesto de trabajo. La enfermera Shirley Chaplin, que también sufrió represalias por las mismas razones razones, ha pedido al Tribunal Europeo de Derechos Humanos que se pronuncie.

Eweida y Chaplin decidieron en 2011 llevar el caso a Estrasburgo, al considerar que las sanciones de las que fueron víctimas vi contra el derecho a la libertad religiosa. Sus abogados señalan que están amparadas por el artículo 9 de la Convención Europea de Derechos Humanos sobre libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, en lo referente a "manifestar su religión o sus convicciones individual o colectivamente, en público o en privado, por medio del culto, la enseñanza, las prácticas y la observancia de los ritos".


Una información de The Sunday Telegraph señala que el Gobierno no apoyará en el proceso judicial esta postura por entender que lucir un crucifijo no es "un requerimiento" de la fe cristiana y, por tanto, se podría prohibir su uso a los empleados o despedirlos si se niega a quitárselo.

La postura del Ejecutivo sobre este caso ha suscitado las críticas entre los miembros de la Iglesia. El ex arzobispo de Canterbury, Lord Carey, ha afirmado que dicha postura es un gesto más de cómo el cristianismo está quedando arrinconado en el discurso político.

"La ironía es que cuando Gobiernos y tribunales dictan a los cristianos que llevar un crucifijo es algo insignificante, se convierte en un símbolo aún más importante para la expresión de nuestra fe", ha subrayado Carey.

Además, el citado diario británico destaca que la postura del Gobierno se hace pública semanas después de lanzar al debate público el plan para legalizar matrimonios del mismo sexo, contra lo que se oponen los líderes católicos británicos.