Sudán del Sur es el país más joven de la tierra, pero también es uno de los que vive uno de los conflictos armados más sangrientos que se están produciendo en el mundo. Decenas de miles de muertos, otros cientos de miles desplazados por la guerra mientras el hambre hace estragos entre la población de este joven estado.

Monseñor Paride Taban, obispo emérito de Torit, declara a Amecea, la institución que reúne a las Conferencias Episcopales del Este de África, que la paz sólo es posible si se tiene el interés de las personas como prioridad, en vez de los intereses egoístas que han dominado hasta ahora.

"Paz es sacrificarse por los demás"

“Lo mejor que podemos hacer en este mundo cuando queremos traer paz es no mirarnos a nosotros mismos sino mirar a los demás; mira lo que puedes hacer para aliviar el sufrimiento de los demás. Paz significa sacrificarse por los demás, no por ninguna recompensa en este mundo”, agrega.

De este modo, señaló que los factores que contribuyen al conflicto en Sudán del Sur son en gran medida el tribalismo, el egoísmo, el analfabetismo y demasiadas armas de fuego en manos de civiles.

Romper el mal del tribalismo

“La razón por la que me retiré como obispo de la diócesis de Torit, ocho años antes de la edad de jubilación, fue por el tipo de tribalismo que vi entre la gente. Me retiré para encontrar un lugar pequeño donde las personas puedan vivir juntas como hermanos y hermanas sin importar la tribu, la religión o el estatus social. Fundé la aldea de la paz para formar un pequeño grupo que pudiera vivir unido y romper lentamente el mal del tribalismo”, explica, tal y como recoge OMP Press.

Fue así cómo, en el 2005, fundó la Holy Trinity Peace Village, con toda una serie de programas para promover la cooperación y la paz, desde deportes y teatro a agricultura y educación. Con tradiciones tribales profundamente enraizadas, como el robo de ganado, al principio los resultados no fueron precisamente espectaculares, pero con el tiempo la región comenzó a cambiar. Actualmente, como Monseñor Taban ha explicado, la zona donde está ubicada la aldea de la paz, Kuron, es una zona pacífica, un oasis de paz.

“La tribu es buena, pero el tribalismo es un mal, y esto es lo que está destruyendo a nuestra joven nación”, asegura.

Luchar contra el analfabetismo es luchar contra la guerra

De este modo, Taban agrega que “lo que también está destruyendo a nuestro país es la ignorancia y el analfabetismo; estos son los factores con los que deberíamos pelear en lugar de pelearnos entre nosotros”.

Por eso, “mi idea es comenzar una escuela desde la guardería hasta la secundaria y, si Dios me da más tiempo, hasta la universidad. Creo que una vez que se abre la mente de las personas, una vez que se iluminan, pueden comenzar a apreciar a la humanidad y a los seres humanos; para amarnos como hijos e hijas de Dios”.

La misa que mostró la triste realidad

“En Sudán del Sur encuentras a los jóvenes, y a todos, con armas. Si podemos deshacernos de estas armas, el país recuperará su cordura y la gente podrá vivir en paz sin miedo. Una vez fui a celebrar la misa en el pueblo y durante el ofertorio la gente llenó el cesto de las ofrendas con balas, diciendo que eso era todo lo que tenían. Decir que me quedé estupefacto es poco: estas son cosas que no deberían ocurrir”.

“Necesitamos confiar en nuestro Dios, no en las armas. Dios todavía puede hacer un milagro en Sudán del Sur. Si la paz no puede lograrse a través de los esfuerzos humanos, Dios ciertamente lo hará posible”, concluía.