«Muerte a los cristianos» y «griegos, fuera», escribió alguien en las enormes paredes exteriores del Monasterio de la Crucifixión, edificado hace 1.500 años y que pertenece a la Iglesia Ortodoxa Griega de Israel.
«Muerte a los árabes» decía en el exterior de la escuela «Yad Be Yad» de Jerusalén, que funciona desde hace una década y media y en la cual estudian juntos niños árabes, musulmanes y cristianos, y niños judíos, dando un claro mensaje y ejemplo de convivencia pacífica.
Junto al monasterio, los atacantes también pincharon los neumáticos de un automóvil estacionado en el lugar, agregando en los vidrios las palabras «tag mejir», que traducidas del hebreo significan «precio de etiqueta».
Esta expresión se refiere a un fenómeno que comenzó a darse hace pocos años en diferentes partes de Cisjordania, que implica a jóvenes israelíes ultranacionalistas y religiosos radicales, residentes en algunos de los asentamientos considerados más militantes de los territorios en disputa. Estos jóvenes atacan propiedades palestinas y profanan mezquitas como represalia (de ahí el nombre, «precio de etiqueta») por medidas del ejército israelí contra ellos. Se los identifica con un sector minoritario y extremista dentro de la población de los colonos, que para protestar -por ejemplo- contra intentos de desalojarlos de lugares en los que se instalaron sin autorización en Cisjordania, llevan a cabo estos ataques como advertencia y venganza.
En el Monasterio de la Crucifixión -ubicado en el valle homónimo en el que según la tradición cristiana fue tomada la madera de los árboles con la que se habría hecho la Cruz en la que los romanos crucificaron a Jesús- el padre Claudio afirmaba que él, como sacerdote, sabe perdonar. Él mismo trató de poner las cosas en la dimensión debida.
«Todos saben que la gente que hizo esto no es gente común, ya que el 92 por ciento de Israel respeta a los cristianos y a los griegos. Es sólo una pequeña minoría la que que no lo hace.Yo oro a Dios para que perdone a esta gente», declaró.
La policía israelí sostiene que por ahora sería prematuro afirmar que estos hechos sean parte realmente del fenómeno «tag mejir». «Hemos estado en el terreno, hemos estudiado lo sucedido, estamos investigando seriamente y esperamos detener a los responsables, pero no hay que descartar ninguna posibilidad», declara a LA RAZÓN Micky Rozenfeld, portavoz de la Policía israelí. El oficial recuerda que hace una semana y media, en una plaza de Acre, al norte de Israel, se encontró una pintada de «tag mejir» y finalmente el responsable resultó ser un árabe con ciudadanía israelí. Rozenfeld recuerda también que hay conflictos internos entre distintos grupos cristianos, como los que se dan a veces en el Santo Sepulcro, incluso llegando en ocasiones a peleas abiertas con golpes.