El pasado 3 de mayo estalló en Manipur (en la zona noroeste de India) lo que a juicio del arzobispo Dominic Lumon de Imphal es "el mayor episodio de violencia" de la región. Y como no es nuevo en el país asiático, la más perjudicada es la población cristiana.
El conflicto, de carácter étnico, comenzó a raíz de una manifestación en el distrito de Churachandpur. Los meitei, en su mayoría hindúes y musulmanes de las llanuras, exigían ser incluidos bajo el estatuto de Scheduled Tribes, a lo que se oponían los manifestantes no meitei.
Los reconocidos como Scheduled Tribes son grupos desfavorecidos de las regiones montañosas de la región que gozan de ciertas facilidades y beneficios económicos, con amplia presencia de cristianos entre los grupos tribales naga o kuki. El reconocimiento gubernamental de los meitei como una "tribu registrada" les permitiría competir con los pueblos de las montañas por los puestos gubernamentales y las plazas universitarias reservadas para los grupos tribales, además de otorgarles acceso a los bosques de la región.
El obispo católico de Miao, George Pallipparambil, declaró a Asia News que aunque el conflicto tiene orígenes tribales y étnico, lo religioso está cobrando gran protagonismo: "Se trata de una lucha entre los tribales, que son cristianos en un 90%, y los meitei, que son hindúes y musulmanes en un 90%. Los meitei quieren que los incluyan en la categoría de Scheduled Tribes, lo que les permitiría obtener todos los beneficios, incluida la tierra. Los tribales viven en zonas montañosas y hay muchas iglesias de distintas denominaciones repartidas por la región. Por eso las iglesias están implicadas en esta situación y las están incendiando".
Por el momento, según informa National Catholic Register, los episodios de violencia se han saldado con 60 muertes confirmadas, si bien se estima que estas podrían ascender a las 160 muertes de cristianos no meitei. También han sido desplazadas unas 50.000 personas.
"Esta violencia es la peor en la historia de Manipur”, declaró Dominic Lumon arzobispo de Imphal, capital de Manipur.
"La violencia sin precedentes se ha apoderado de Manipur como una tormenta. Se han perdido vidas, se han destruido casas, se han profanado e incendiado lugares de culto", añadió la archidiócesis el 10 de mayo. La Conferencia Episcopal de la India declaró estar "profundamente entristecida y conmocionada" ante el incremento de la persecución a los cristianos en Mnipur.
Palizas a jesuítas y destrozos e incendios de Iglesias
Por el momento no se han reportado muertes entre los católicos, pero sí numerosos ataques a establecimientos, iglesias y palizas a fieles, como reconoció el padre Varghese Velickakam, vicario general de Imphal. Según transmitió el vicario a Vatican News, "el número de iglesias destruidas (en su mayoría quemadas) es más de 40. La Iglesia Católica y sus instituciones han sufrido la furia de la turba en al menos ocho lugares".
Entre ellos, el Centro de Capacitación Pastoral de Imphal fue asaltado cuatro veces, así como la parroquia de St Paul y otras iglesias sin que llegase ningún tipo de ayuda policial. Por el momento, los daños de los espacios católicos vandalizados superan los 250.000 dólares.
Dependencias del Centro de Capacitación Pastoral de Imphal quemadas y destruidas.
"Tales ataques no podrían haber sucedido a menos que hayan sido premeditados. Los objetivos del ataque también indican a que los fanáticos buscan perturbar la existencia del cristianismo con el pretexto de preservar la cultura", declaró Velickgam.
Entre otros episodios de persecución, varios jesuitas de Manipur han sido asaltados, agredidos y detenidos mientras su camioneta era incendiada.
A juicio de uno de los sacerdotes jesuitas, Richard Jarain, los alborotadores "parecen haber sido enviados con un mandato de destruir las Iglesias".
Mientras tanto, la información disponible muestra que la policía no está interviniendo de manera efectiva para proteger a las minorías perseguidas desde el inicio del conflicto -entre ellos, los católicos- y se apunta al partido nacionalista hindú Bharatiya Janata BJP como uno de los principales instigadores de los altercados.